Hoy el Martirologio señala: «En Fuencarral, pueblo cercano a Madrid, en España, Beata María Ana Mogas Fontcuberta, virgen, fundadora del Instituto Franciscano de Hermanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, para la educación de las niñas y el cuidado de pobres y enfermos».
En septiembre de 2022 tomamos varias fotos de su imagen que se venera en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en la localidad homónima bonaerense, en cuya página web, al recorrer las imágenes del templo, dice: «Beata María Ana Mogas: (1827-1886), religiosa nacida en Barcelona, España, que fundó la congregación de las franciscanas de la Madre del Divino Pastor (colegio que está en Pilar), dedicadas a la educación de la juventud, preferentemente la más pobre y necesitada».
Ese es un resumen acertado de su obra. Pero aun mejor es el que expresó San Juan Pablo II en el rito de la beatificación, celebrado el 6 de octubre de 1996:
Al «amor entrañable de Dios por sus hijos (...) supo responder generosamente la Madre María Ana Mogas Fontcuberta, y dar así abundantes frutos. Ella, renunciando a una posición social acomodada, forjó, junto al sagrario y a la Cruz, su espiritualidad inspirada en el Corazón de Cristo y basada en la entrega a Dios y al prójimo con "amor y sacrificio". Fiel al ideal franciscano, mostró su preferencia por los pobres, la capacidad de perdonar y olvidar las ingratitudes e injurias, así como la dedicación a la educación de la infancia, a la atención a los enfermos y a los que padecían alguna carencia. De ese modo respondió a la llamada del Señor a trabajar en su viña, con un estilo tan auténtico, que su santidad no impedía que fuera tan jovial. Este es el estilo que transmitió a sus hijas, las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, expresado en su última exhortación: "Amaos unas a otras como yo os he amado y sufríd como yo os he sufrido. Caridad, caridad verdadera, amor y sacrificio"».
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