En la monumental y hermosa iglesia dedicada a la Virgen de Lourdes en Santos Lugares hay varios vitrales dedicados a diversas advocaciones marianas de la Argentina.
Entre ellos se encuentra uno consagrado a Nuestra Señora de Itatí, cuya memoria celebramos hoy. Se trata de una buena ocasión para recordar algunas palabras pronunciadas por San Juan Pablo II en su visita a Corrientes el 9 de abril de 1987:
«Nos encontramos ante la imagen de la Inmaculada Concepción, venerada en el santuario de Itatí, fundado en el año 1615, y centro de la honda tradición mariana de esta región. Desde entonces, muchos miles de peregrinos han acudido ante esta imagen para honrar a María; para poner sus intenciones y sus vidas bajo su protección e intercesión.
Hoy queremos acudir también nosotros a la Virgen María, para atestiguar ese mismo amor y esa misma confianza en la que es Madre de Dios y Madre nuestra. Queremos ser buenos hijos que vienen a saludar a su Madre; hijos que se saben necesitados de su protección maternal; hijos que quieren demostrarle sinceramente su afecto».
(...)
«Hoy está también entre nosotros la imagen de María, que ha llegado desde su santuario de Itatí, verdadero centro espiritual de todo el litoral. Mi ánimo se llena de gozo y de agradecimiento al Señor al considerar que, a lo largo de los siglos, los hijos de esta tierra han sabido hallar en la Virgen la guía y el modelo seguro para seguir a Jesús.
Vuestra religiosidad popular, tan rica y arraigada, muestra que, en lo más hondo de vuestra conciencia, se asienta la firme convicción de que nuestra vida sólo tiene sentido si se orienta, radical y completamente, hacia Dios. La devoción a la Cruz de los Milagros –Cruz fundacional de Corrientes–, y a la Limpia Concepción de Itatí, ponen de manifiesto cuáles son vuestros grandes amores: el Señor Crucificado y su Madre Inmaculada, la criatura que más y mejor supo unirse al misterio redentor de su Hijo. Debéis, por eso, conservar y fomentar las variadas manifestaciones de vuestra piedad popular, como cauce privilegiado para vuestra unión con Dios y con los demás».
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