18 de septiembre de 2024

Miércoles de la Semana XXIV Durante el Año

El miércoles XXIV del Tiempo Durante el Año, en los años pares, se lee la famosa perícopa en que San Pablo, en la Primera Carta a los Corintios (12, 31—13, 13), se refiere a la primacía del amor y al final menciona a las tres virtudes teologales:

«En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor».

Las virtudes teologales «adaptan las facultades del hombre a la participación de la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1, 4). Las virtudes teologales se refieren directamente a Dios. Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino.

Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad (cf. 1 Co 13, 13)» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1812-1813).

Las virtudes teologales suelen ser  representadas alegóricamente: la fe mediante una cruz, la esperanza a través de una ancla, y la caridad mediante un corazón ardiente, como en el vitral que mostramos hoy, que pertenece a la iglesia de Nuestra Señora del Huerto.

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