16 de mayo de 2025

16 de mayo: San Posidio


«San Posidio, africano de nacimiento, Obispo de Calama o Güelma en la Numidia, norte de África Proconsular, es el primer biógrafo de San Agustín, Obispo de Hipona. La importancia de su figura le viene de la convivencia fraterna con San Agustín en Hipona durante más de cuarenta años. Por eso, es el mejor testigo de su vida, que, como «santo hermano y amigo» suyo, puede realizar su más vivo y fiel retrato. Atraído por su personalidad y su fama, Posidio fue uno de los primeros siervos de Dios que abraza la vida común en la fundación de Agustín en Hipona desde el año 391. Desde entonces recogió los recuerdos y secretos de su maestro, hermano y gran amigo. Él perteneció al círculo de los más íntimos formados en su escuela, y, junto con Alipio, es uno de los más destacados por su cultura y santidad. Muy diestro en el manejo de las letras combatió incansablemente por Cristo. En el 397 fue ordenado Obispo de Calama, siendo un gran pastor. Heredero del espíritu de su maestro, supo vigilar y pelear por sus fieles y por la verdad. Siempre al lado de Agustín, lo acompañó en las grandes campañas para defender a la Iglesia contra el donatismo, el paganismo, el pelagianismo y el arrianismo. Fundó en su diócesis un monasterio de religiosos para vivir con ellos en vida común y formación continua, lo mismo que Agustín y Alipio en Hipona y Tagaste. Agustín, Alipio y Posidio, los tres siempre unidos, destacaron en las conferencias públicas contra donatistas y pelagianos; intervinieron brillantemente en los concilios de Cartago, e informaron de todo a Roma y a los Padres africanos. Fue perseguido frenéticamente, y varias veces a muerte, por los paganos de Güelma y, sobre todo, por los circunceliones, esbirros terroristas de los donatistas, que cometían toda clase de crímenes y crueldades contra los clérigos de la Iglesia, antes de la llegada de los bárbaros.

Tuvo que hacer varios viajes a la corte imperial, que estaba en Rávena, para defender a los católicos y reprimir a donatistas y paganos.

Sufrió mucho cuando la destrucción de Roma en el 410, acogiendo a los huidos al norte de África, y siendo testigo de las atrocidades y barbarie que desintegraban el Imperio. Cuando la persecución vandálica, que no respetaba nada, llegó a África, Posidio, como otros obispos y sacerdotes, se refugió en Hipona con San Agustín, que acogía a todos. Allí tenía con él frecuentes conversaciones sobre los acontecimientos de cada día con dolor y sufrimiento, pero también con esperanza, adorando en silencio y con oración el tremendo misterio de la divina Providencia, y viendo en todo el cumplimiento de una justa misericordia.

Finalmente, cuando el 28 de agosto del año 430 todos vieron cercana la muerte de su maestro y Obispo de Hipona, Posidio estuvo a su cabecera orando con todos por él, y recogiendo emocionado el último suspiro de su padre y maestro, con quien había vivido cuarenta años, aprendiendo de su ciencia y santidad.

Está, por tanto, informadísimo de todo lo que ha vivido, de todo lo que ha visto y de todo lo que ha oído de él. «Y —dice— no puedo ni debo callarlo». Es, pues, el mejor testigo y un biógrafo fidedigno de la vida íntima, de las luchas, de los secretos, actividades y apostolado de San Agustín hasta el final. Heredero además de sus escritos, recoge y trasmite la biblioteca agustiniana con un Catálogo de sus obras para la posteridad. Expulsado de su sede el año 437 por Genserico, rey de los vándalos, Posidio muere hacia el 440.


Pero antes dejó escrita la Vida de San Agustín con cariño y respeto, en un estilo sincero, sencillo, ameno y edificante, siguiendo la costumbre de los biógrafos de entonces, como la Vida de San Antonio por San Atanasio, y de otros, que él conocía. Es, por tanto, uno de los documentos más valiosos que poseemos sobre la vida de Agustín».


El texto procede del sitio Augustinis.itEl vitral que representa a San Posidio pertence a la iglesia de la Consolación, en Villa Crespo.

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