21 de mayo de 2025

21 de mayo: San Eugenio de Mazenod

En octubre de este año se cumplirá medio siglo de la beatificación de San Carlos Eugenio de Mazenod, quien dos décadas más tarde fue canonizado por el papa Juan Pablo II. 

Por ello, hoy, cuando el "ritmo del Año Litúrgico" nos trae la fecha de su Memoria, lo honramos (por primera vez en la vida de este blog) recordando las palabras pronunciadas hace 50 años por Pablo VI en el rito de beatificación:

Eugenio de Mazenod «¡era un apasionado de Jesucristo y un fiel partidario de la Iglesia! Tras la Revolución Francesa, la Providencia lo convertirá en pionero de la renovación pastoral. A su regreso a Aix, después de su ordenación, el abad de Mazenod se sintió cautivado por las urgencias de la diócesis: los jóvenes, la gente común, los marginados, las poblaciones rurales. Quiere ser sacerdote de los pobres y ganar compañeros para su ideal. Este es el comienzo de una pequeña sociedad: los Misioneros de Provenza que se convertirán en los Oblatos de María Inmaculada. Nombrado Vicario General y luego Obispo de Marsella, Monseñor de Mazenod dio toda su medida.

Construyó iglesias, creó nuevas parroquias, cuidó con vigor y ternura la vida de sus sacerdotes, multiplicó las visitas pastorales y la predicación poderosa -a menudo en lengua provenzal-, desarrolló la instrucción catequética y las obras juveniles, convocó congregaciones docentes y hospitalarias, defendió los derechos de la Iglesia y de la Sede de Pedro. A partir de 1841, los Oblatos de María zarparon hacia los cinco continentes y llegaron hasta los confines de las tierras habitadas. Nuestro predecesor Pío XI diría de ellos: “¡Los Oblatos son los especialistas en misiones difíciles!”. ¡Y el Padre de Mazenod quería que fueran religiosos perfectos! Este Pastor y Fundador, auténtico testigo del Espíritu Santo (...), dirige una llamada vital a todos los bautizados, a todos los apóstoles de hoy: ¡dejaos invadir por el fuego de Pentecostés y experimentaréis el entusiasmo misionero!».



Carlos Eugenio de Mazenod nació en 1782 en Aix-en-Provence. Pese a que parecía tener asegurada una buena posición y  su familia pertenecía a la nobleza menor, los disturbios de la Revolución Francesa cambiaron radicalmente su situación. Debió huir de su país siendo apenas un niño; recién retornaría a Francia en 1802.  Sintió poco después el llamado al sacerdocio, y en 1811 fue ordenado. Se dedicó a los más necesitados y  buscó pronto otros sacerdotes con las mismas inquietudes, que predicaban en provenzal, la lengua de la gente sencilla. Se llamaban a sí mismos «Misioneros de Provenza». Al principio, Eugenio no vislumbraba más que la formación de una comunidad de sacerdotes seculares dedicados a la evangelización de Provenza por medio de misiones populares. Pero luego, para asegurar la continuidad en el trabajo de este grupo de sacerdotes,  tomó la decisión de acudir directamente al Papa para pedirle el reconocimiento oficial de su comunidad como congregación religiosa de derecho pontificio. Gracias a su perseverancia, en febrero de 1826 el papa León XII aprobaba la nueva Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Eugenio fue elegido Superior General.

Más tarde fue nombrado Vicario General de Marsella, diócesis que había sido suprimida durante la Revolución Francesa, y que se encontraba en un estado lamentable. Sobre Eugenio recayó la mayor parte del trabajo de reconstruir la diócesis. En 1832 Eugenio fue nombrado Obispo auxiliar y recibió la ordenación episcopal en Roma. Cinco años más tarde fue promovido al  cargo de Obispo de Marsella, que ejerció de un modo ejemplar hasta su muerte, ocurrida el 21 de mayo de 1861. 


El vitral con la imagen de San Eugenio Mazenod pertenece a la iglesia de la parroquia Madre de Dios,  que fue atendida por varios años por los Oblatos de María Inmaculada. Por cierto, ese templo aparece por primera vez en este blog.

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