Pese a que es una de las santas más populares (su imagen aparece en muchísimos templos), una sola vez nos ocupamos de Santa Lucía en este blog.
Por otro lado, tampoco hasta hoy habíamos compartido imágenes de la iglesia de Santa Lucía ubicada en Palermo (aunque sí, en cambio, hemos visitado en nuestro blog la otra iglesia porteña dedicada a la santa, que se encuentra en el barrio de Barracas).
Para subsanar ambas "falencias" al mismo tiempo, visitamos hoy el pequeño templo palermitano en la Memoria de su Titular, Santa Lucía, virgen y mártir.
Como ocurre en muchos otros casos, aunque hay elementos legendarios o fantasiosos en los relatos de la vida de Santa Lucía, son en cambio innegables su existencia real, su martirio (probablemente en la persecución de Diocleciano) y el culto que se le tributa desde tiempo muy antiguo.
«De la pasión del siglo V o VI deriva la leyenda de los ojos que se habría arrancado por amor de Cristo, que tiene origen seguramente en la etimología popular del nombre de Lucía (de lux-crucis). Según este relato, en una peregrinación a la tumba de Santa Águeda, patrona de Catania, junto con su madre enferma, recibió de la santa, que se le apareció en sueños, la promesa de que el Señor glorificaría su ciudad de Siracusa, lo mismo que la de Catania, en vista del amor virginal de Lucía. Ésta obtuvo de su madre, curada en el viaje de vuelta, el poder destinar el patrimonio familiar que le correspondía como dote nupcial a asistencia de los pobres, provocando la venganza de su prometido abandonado, que la hizo arrastrar ante los jueces para ser sometida a la profanación violenta de su cuerpo. Pero no lo consiguió por virtud del Espíritu Santo, que la hizo tan pesada que no hubo manera de moverla; después de otras torturas, Lucía, herida en la garganta y pese a tenerla destrozada, siguió rezando y predicando al pueblo que asistía al martirio, muriendo sólo después de haber recibido el viático».
En relación a su representación iconográfica tradicional y a su patronazgo como protectora contra los problemas de los ojos, citamos la obra "El Año Litúrgico", de Pascher:
«En el arte se representa generalmente a la santa con el puñal o la espada, con que, según la leyenda, se le atravesó el cuello. Extraña es como atributo suyo la fuente con los dos ojos, que no tiene fundamento alguno en la leyenda. Acaso sea una leyenda poética secundaria, la que explicaría que se la invoque en enfermedades de los ojos». Esa leyenda afirma que se le arrancaron los ojos, los cuales en las imágenes de la santa aparecen sostenidos por ella en una fuente. «María le habría dado otros nuevos más hermosos».
En la misma línea, y de un modo escueto y rotundo, esto decía el Misal Diario del padre Azcárate:
El Martirologio Romano, sin mencionar ninguno de los supuestos hechos de la vida de Lucía, hace sutiles referencias al tema de la luz aludida en su nombre, así como a las bodas (no celebradas con su prometido, sino con el Señor):
«Memoria de Santa Lucía, virgen y mártir, la cual, mientras vivió, conservó encendida la lámpara esperando al Esposo, y llevada al martirio en Siracusa, ciudad de Sicilia, mereció entrar con Él a las bodas y poseer la luz indefectible».
De las fotos -que tomamos en tres ocasiones distintas a lo largo de los años- surge que la imagen de Santa Lucía fue cambiada de ubicación y de ornato en la iglesia palermitana.
Terminemos esta entrada con la plegaria litúrgica de hoy, también muy sobria:
Oración colecta
Te pedimos, Señor y Dios nuestro,que por la gloriosa intercesión de Santa Lucía,
virgen y mártir,quienes celebramos su fiesta en la tierrapodamos contemplar su gloria en el cielo.Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,y es Dios, por los siglos de los siglos.




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