12 de junio de 2016

Domingo XI Durante el Año

Hoy, Domingo XI "durante el año" del ciclo C, se lee en la misa el siguiente Evangelio (Lc 7, 36-50):

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. 

Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!».

Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». 

«Di, Maestro!», respondió él.

«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios; el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos amará más?».

Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más». 

Jesús le dijo: «Has juzgado bien».  

Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.  Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor».

Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados».

Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?».

Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».




La conocida escena de la mujer pecadora a los pies de Jesús está magníficamente representada en uno de los siete vitrales del ábside de la Basílica del Espíritu Santo. Cada uno de ellos representa un sacramento, y el que vemos hoy corresponde al sacramento de la Penitencia.

Observemos también en la primera foto que el ángel que aparece en la parte superior del vitral sostiene una cinta con un texto bíblico, en este caso tomado del libro de Joel (3, 1): "Effundam spiritum meum super omnem carnem": "Y sucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne".  La elección de este versículo para el vitral relacionado con la Penitencia y el perdón de los pecados, seguramente tiene en cuenta el significado bíblico de la palabra "carne" cuando "denota al individuo humano connotando su condición débil y caduca, cuya última consecuencia es la muerte" (*).

(*)    Mateos y Barreto: "Vocabulario Teológico del Evangelio de Juan"


Próxima entrada: 13 de junio, San Antonio de Padua

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