El episodio de la Presentación de la Virgen Niña en el Templo, que celebramos hoy, no aparece en la Biblia, pero es recogido por tradiciones muy antiguas, como el Protoevangelio de Santiago, apócrifo del siglo II. Como fiesta litúrgica, aparece alrededor del siglo IX en el Oriente y es extendida luego a Occidente. En su Exhortación Apóstólica Marialis Cultus, el Beato Pablo VI pone la Memoria de hoy entre las que, "prescindiendo del aspecto apócrifo, proponen contenidos de alto valor ejemplar, continuando venerables tradiciones, enraizadas sobre todo en Oriente".
El Martirologio no hace referencia al hecho mismo de la Presentación, que es dudoso, sino al motivo histórico que dio origen a esta Memoria y a la justificación teológica de la consagración de María a Dios: "Al día siguiente de la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva, construida junto al muro del antiguo templo de Jerusalén, se celebra la dedicación que de sí misma hizo a Dios la futura Madre del Señor, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su Concepción Inmaculada".
El ábside del templo de Santa Ana, en Villa del Parque, trae en una pintura la representación de la Presentación de María en el Templo de Jerusalén, acompañada por sus padres Joaquín y Ana.
Próxima entrada: 25 de noviembre (Santa Catalina de Alejandría)
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