San Pío V, San Felipe Neri, San Ignacio de Loyola y San Carlos Borromeo son seguramente las cuatro figuras más grandes de la Reforma Católica. Hoy celebramos la Memoria del último de ellos, fallecido el 3 de noviembre de 1584.
Carlos Borromeo era de familia noble; su padre era conde y su madre pertenecía a la rama milanesa de los Médicis; un hermano de ella fue elegido Papa y tomó el nombre de Pío IV.
Carlos, nacido en 1538, desde pequeño dio muestras de gran devoción. A los doce años recibió la tonsura. Estudió primero en Milán y luego en la Universidad de Pavía. No se destacaba en los estudios, pero hizo grandes progresos gracias a su seriedad y responsabilidad.
En 1559 su tío fue elegido Papa, como dijimos; al año siguiente Carlos -que no tenía aun 20 años- fue creado Cardenal Diácono. También fue designado para la sede de Milán, primero como Administrador y más tarde como Arzobispo, aunque no asumió inmediatamente.
Recibió la ordenación sacerdotal y la episcopal en 1563, y fue elevado a Cardenal Presbítero, pero ya antes le había encomendado el Pontífice importantes funciones; tuvo también la misión de colaborar con el reinicio de las sesiones del Concilio de Trento, que había sido interrumpido años antes. Luego se ocupó de la puesta en práctica de los decretos conciliares.
Como Arzobispo de Milán desplegó una extraordinaria acción evangelizadora, organizativa, legislativa, pastoral, caritativa y litúrgica. Nos detendremos un instante en esta última, ya que atañe directamente a la temática de este blog. Estuvo a cargo de la supervisión de la reforma de los libros litúrgicos y de la música sagrada según los decretos tridentinos; él fue quien encomendó a Palestrina la composición de la célebre «Missa Papae Marcelli». Además, tenía un gran respeto por la sagrada liturgia, por lo que jamás decía una oración ni administraba un sacramento apresuradamente, aunque llevara prisa.
San Carlos Borromeo murió en 1584, cuando tenía apenas 46 años, y fue canonizado en 1610.
Como Arzobispo de Milán desplegó una extraordinaria acción evangelizadora, organizativa, legislativa, pastoral, caritativa y litúrgica. Nos detendremos un instante en esta última, ya que atañe directamente a la temática de este blog. Estuvo a cargo de la supervisión de la reforma de los libros litúrgicos y de la música sagrada según los decretos tridentinos; él fue quien encomendó a Palestrina la composición de la célebre «Missa Papae Marcelli». Además, tenía un gran respeto por la sagrada liturgia, por lo que jamás decía una oración ni administraba un sacramento apresuradamente, aunque llevara prisa.
San Carlos Borromeo murió en 1584, cuando tenía apenas 46 años, y fue canonizado en 1610.
Las fotos que ilustran esta entrada corresponden a la imagen que se venera en un altar lateral de la Basílica de la que es Titular, junto con María Auxiliadora, en el barrio de Almagro. En la imagen viste indumentaria cardenalicia y lleva una cruz en sus manos.
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