Las fotos de esta entrada son de 2012 y las tomamos en el interior del colegio María Auxiliadora de Almagro.
Muestran un busto de Santa María Mazzarello, quien, junto con San Juan Bosco, fundó el Instituto de Hijas de María Auxiliadora.
«María Dominica Mazzarello nació en Mornese (provincia de Alessandria, Italia) el 9 de mayo de 1837 en una familia de campesinos; era la primera de siete hermanos. El trabajo intenso y una vida cristiana intachable dominaban en aquel hogar. A los quince años de edad se ofreció a Dios con el voto de virginidad. Poco después ingresaba en la asociación de Hijas de María Inmaculada y se dedicó todavía más al ejercicio del apostolado y de la caridad.
Su encuentro con San Juan Bosco (1864) fue decisivo. El santo, que estaba pensando en organizar algo para el bien de las jóvenes, dio vida, con la colaboración de María Dominica, a la comunidad de Hijas de María Auxiliadora. En 1872 hizo los votos religiosos la joven de Mornese y fue elegida superiora, cargo en el que demostró una insospechada capacidad de madre y animadora.
El 14 de mayo de 1881, cuando sólo tenía 44 años, falleció en la nueva casa madre de Nizza Monferrato (provincia de Asti). Canonizada el 24 de junio de 1951 por Pío XII, fue reconocida como cofundadora del Instituto de Hijas de María Auxiliadora» (texto tomado de un sitio salesiano).
Compartimos a continuación un fragmento de una de las cartas de santa María Dominica Mazzarello, que constituye la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas de su Memoria.
«Queridas hermanas: Amaos unas a otras; es importante. ¡Qué alegría siento dentro de mí cuando recibo noticias de las casas y veo que [las hermanas] tienen caridad, obedecen de buena gana y son fieles a las santas Reglas!... Entonces mi corazón vierte lágrimas de consuelo e implora sin cesar bendiciones para todas, a fin de que podáis realmente vestiros con el espíritu de nuestro buen Jesús y, por tanto, haceros mucho bien entre vosotras y al querido prójimo, tan necesitado de ayuda. Ahora bien, ¿cómo era el espíritu del Señor?... Un espíritu humilde, paciente, lleno de caridad: la caridad propia de Jesús, que nunca lo saciaba de sufrir por nosotros, y quiso sufrir ¿hasta cuándo?...
Ánimo, pues; imitemos a nuestro amadísimo Jesús en todo, pero especialmente en la humildad y en la caridad.
Sí, queridas hijas en Jesús, ánimo; Jesús os ama de verdad. Es cierto que a veces tenéis que aguantar dolores y penas; pero el Señor quiere que en este mundo llevemos un poco de cruz. Fue el primero en darnos el buen ejemplo de sufrir.
Sigámosle, pues, siendo fuertes para sufrir con resignación. Tened la seguridad de que las que más reciben de Jesús para sufrir, son las que están más cerca de él.
Pero es necesario que hagamos todo con pureza de intención, solo para agradarle a él.
Ánimo, queridísimas hijas en Jesús. Pensemos siempre que todo pasa; nada, por tanto, nos turbe, pues todo nos sirve para ganar la verdadera felicidad. Estad alegres... Y, siempre alegres, no os ofendáis nunca; al contrario, apenas veáis que alguna necesita consuelo, procurádselo sin tardanza; consolaos y ayudaos mutuamente. Tened mucha caridad unas con otras, amaos unas a otras. Conservad lo más posible el espíritu de unión con Dios, vivid en su presencia continuamente. Sed siempre humildes y alegres».
Próxima entrada: 16 de mayo (San Honorato)
Próxima entrada: 16 de mayo (San Honorato)
No hay comentarios:
Publicar un comentario