La Solemnidad de la Ascensión del Señor tiene Misa de Vigilia: una misa propia para la tarde del sábado, antes o después de las primeras Vísperas del domingo de la Ascensión. Las lecturas, sin embargo, son las mismas en la Vigilia y en el día propio de la fiesta.
Se lee en la misa de hoy el fragmento con el que termina el Evangelio de San Mateo (28, 16-20):
En aquel tiempo los once discípulos fueron a Galilea, al monte que Jesús había señalado, y, al verlo, lo adoraron. Algunos habían dudado hasta entonces. Jesús se acercó y les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».
La última frase, que en latín comienza diciendo "Et ecce ego vobiscum sum omnibus diebus", es evocada en la cinta que sostiene un ángel en la Basílica del Santísimo Sacramento.
«Yo estaré con ustedes todos los días»: la última frase de Jesús antes de su despedida, en el contexto del plan iconográfico y simbólico del templo, es interpretada en clave eucarística. Es en efecto el Santísimo Sacramento el modo en que el Señor Resucitado permanece vivo y presente en medio de sus elegidos, aunque haya subido al cielo.
La Oración Colecta de la Misa de Vigilia alude a esa permanencia del Señor resucitado entre los suyos:
Dios nuestro,
en este día tu Hijo ha subido a los cielos
en este día tu Hijo ha subido a los cielos
ante la mirada de los apóstoles;
concédenos que, según su promesa,
él permanezca siempre con nosotros en la tierra
y nosotros merezcamos vivir con él en el cielo.
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