En este Segundo Domingo de Adviento del Ciclo B se lee en la misa un fragmento del Evangelio según San Marcos (1, 1-8) que comienza así :
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito
en el libro del profeta Isaías:
'Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti
para prepararte el camino.
Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos',
así se presentó Juan el Bautista en el desierto,
proclamando un bautismo de conversión
para el perdón de los pecados.
Toda la gente de Judea
y todos los habitantes de Jerusalén
acudían a él,
y se hacían bautizar en las aguas del Jordán,
confesando sus pecados (1, 1-5).
En los vitrales de la puerta interior de la iglesia porteña dedicada de San Isidro Labrador aparecen los cuatro evangelistas; Marcos es representado con un libro en que se leen las palabras que destacamos con negrita: «Vox clamantis», es decir «Una voz grita» o «Una voz que clama»...
Dice San Remigio (en Super Marcum, como se puede leer en la Catena Áurea): a Marcos «se le representa por un león, porque así como éste hace resonar su terrible voz en el desierto, así San Marcos empieza clamando en el desierto: "Voz que clama en el desierto" (Mc 1,6)».
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