Oración: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que te complaces en poner tu morada en el corazón de los hombres; te damos gracias por haber encendido en la Venerable María Felicia el fuego de tu amor, impulsándola a gastar su juventud en el apostolado laical y a inmolarse por todos en la vida contemplativa. Te alabamos y bendecimos, porque, con su ejemplar figura, nos manifiestas tu bondad de Padre y Amigo, y las exigencias totales del verdadero amor. Te rogamos nos concedas por su intercesión, la gracia que ahora te suplicamos, si es para tu mayor gloria y bien de las almas. Amén.
28 de abril de 2021
28 de abril: Beata María Felicia de Jesús Sacramentado
24 de abril de 2021
24 de abril: Conversión de San Agustín
La primera conversión fundamental fue el camino interior hacia el “sí” de la fe y del bautismo. Agustín fue siempre una persona inquieta. Quería encontrar la vida verdadera y no vivir a ciegas, sin sentido y sin meta. La gran lucha interior de sus años juveniles fue conocer a Dios, familiarizarse realmente con Jesucristo y llegar a decirle “sí” con todas las consecuencias.El vitral pertenece a la iglesia porteña de San Agustín. Tomé la foto en febrero de 2019.
La segunda conversión de Agustín hay que situarla después de haber recibido el bautismo. El año 391 fue a la ciudad de Hipona para encontrarse con un amigo, a quien quería conquistar para su monasterio. En la liturgia dominical que se celebraba en la catedral, Valerio –obispo de la ciudad– manifestó públicamente su intención de elegir a un sacerdote para que le ayudara en la predicación. Los asistentes se fijaron en Agustín y fue aclamado como candidato al sacerdocio. A partir de entonces, aceptó ser sacerdote como servicio a la Iglesia.
Hay una tercera etapa decisiva en el camino de conversión de san Agustín. Unos veinte años después de su ordenación sacerdotal, Agustín escribió un libro titulado Retractaciones, donde revisa de modo crítico las obras que había publicado y añade algunas enmiendas. Escribe: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden es la oración diaria de la Iglesia” (cf. Retractaciones I, 19, 1-3). Agustín había aprendido la humildad y la misericordia.
23 de abril de 2021
23 de abril: San Jorge
Tres imágenes de San Jorge; todas se exhiben en el Casal de Cataluña.
19 de abril de 2021
19 de abril: San Expedito
17 de abril de 2021
17 de abril: Beata Mariana de Jesús
14 de abril de 2021
14 de abril: Beato Pedro González ("San Telmo")
El 14 de abril de 2016 nos ocupamos de este Beato, comúnmente llamado santo, muy venerado por los marinos de España (que trajeron la devoción hasta nuestras tierras), y que da nombre a una antigua parroquia y a un tradicional barrio de Buenos Aires.
Dice en la entrada de hoy el Martirologio: «En Tuy, en la región de Galicia, en España, Beato Pedro González «Telmo», presbítero de la Orden de Predicadores, que trató de ser tan humilde como en el pasado había deseado la gloria, y se entregó a ayudar a los más menesterosos, sobre todo a los marineros y a los pescadores».
«Trató de ser tan humilde como en el pasado había deseado la gloria»: En efecto, Pedro era hijo de una noble familia castellana y sobrino del Obispo de Palencia, quien, encargado de su educación, se preocupó más por su bienestar material que por sus progresos espirituales. Pedro fue nombrado canónigo de la catedral antes de la edad requerida, y entró en Palencia, para asumir su nueva dignidad, montado en un soberbio caballo; pero el animal resbaló y derribó al jinete, en medio de las risas de la multitud. Según la tradición, Pedro pronunció entonces estas palabras, que resultaron proféticas: «Puesto que el mundo se burla de mí, yo voy a burlarme del mundo». El incidente le hizo comprender su propia vanidad; por ello renunció al beneficio de su nombramiento e ingresó en la Orden de Santo Domingo. Después de su profesión, sus superiores lo enviaron a predicar, lo que hizo con mucho fruto. El rey Fernando III lo nombró su capellán suyo. Pedro emprendió la tarea de reformar la corte, predicó la Cruzada contra los moros, y con sus consejos, sus oraciones y el buen espíritu que supo sembrar, contribuyó al éxito de las campañas del rey Fernando. Estuvo con el ejército en el sitio de Córdoba, y cuando se rindió la ciudad, hizo cuanto pudo por evitar que los soldados cometiesen excesos. Luego dejó la corte y consagró el resto de su vida a evangelizar, sobre todo, la zona de Galicia. Muchas veces visitaba a los marineros y a los pescadores en sus naves.
Pedro González pasó sus últimos días en Tuy, donde murió en la Pascua de 1246. Su culto fue confirmado en 1741. Al parecer se lo empezó a llamar «San Telmo» -y en parte a confundirlo con San Erasmo- en el siglo XVI.
En Buenos Aires, es venerado de manera particular en la iglesia de Nuestra Señora de Belén, sede de la parroquia de San Pedro Telmo, donde tomamos en 2017 las fotos que ilustran esta entrada.
Para los datos de la biografía, seguimos en general los datos publicados en El Testigo Fiel.
12 de abril de 2021
12 de abril: San Sabas Godo
Señala hoy el Martirologio: «En Capadocia, San Sabas Godo, mártir, que durante la persecución contra los cristianos bajo Atanarico, rey de los godos, por haber rechazado tres días después de la celebración de la Pascua los alimentos inmolados a los ídolos, fue arrojado a un río tras crueles tormentos».
El Testigo Fiel trae una biografía de Sabas, que en sus partes principales transcribimos:
«En el siglo III, los godos cruzaron el Danubio y se establecieron en las provincias romanas de Dacia y Moesia. De ahí partían a sus expediciones al Asia Menor, especialmente a Galacia y Capadocia, de las que traían muchos esclavos cristianos, tanto sacerdotes como laicos. Los prisioneros empezaron pronto a convertir a sus amos y construyeron varias iglesias. El año 370, uno de los jefes godos emprendió una persecución contra los cristianos para vengarse, según se cree, de la declaración de guerra del emperador romano. Los martirologios griegos conmemoran a cincuenta y un mártires de esa persecución; los dos más famosos son San Sabas y San Nicetas.
Sabas, que se había convertido al cristianismo cuando era muy joven, trabajaba como cantor o lector en la iglesia. Al principio de la persecución, los magistrados dieron la orden de que los cristianos comiesen la carne ofrecida a los ídolos; pero algunos paganos, que querían salvar a sus parientes cristianos, persuadieron a los guardias de que los hiciesen comer carne que no había sido ofrecida a los ídolos. Sabas denunció valientemente este método ambiguo; no sólo se negó a comer la carne, sino que declaró que quien la comía era reo de traición. Algunos cristianos aplaudieron su manera de proceder, pero otros se rebelaron y le obligaron a salir de la ciudad. Sin embargo, el santo pudo volver pronto.
Al año siguiente, la persecución volvió a desencadenarse y algunos de los principales personajes de la ciudad se ofrecieron a jurar que no quedaba ya ningún cristiano. Cuando estaban a punto de prestar el juramento, se presentó Sabas y dijo: «No juréis por mí, pues yo soy cristiano». El juez preguntó a los presentes si Sabas era rico; al saber que lo único que poseía eran los vestidos que llevaba puestos, le dejó en libertad, diciendo despectivamente: «Este pobre diablo no puede hacernos bien ni mal».
Dos o tres años más tarde, se recrudeció nuevamente la persecución. Tres días después de la Pascua, llegó a la ciudad un pelotón de soldados, al mando de un tal Ataridio. Inmediatamente se precipitaron a la casa del sacerdote Sansala, donde Sabas se hallaba descansando, después de las fiestas. Los soldados maniataron a Sansala en el lecho y le arrojaron en un carro; a Sabas le sacaron también de la cama, le arrastraron desnudo sobre unos arbustos espinosos y le molieron a palos. A la mañana siguiente, Sabas dijo a los perseguidores: «¿No es cierto que me arrastrasteis anoche sobre las espinas? Pues, como veis, no hay en mi cuerpo ninguna herida ni cicatriz». Los perseguidores, en efecto, no pudieron descubrir el más leve rasguño en su piel. Decididos a hacerle sufrir, le ataron de brazos y pies a las rejas de un carro y le torturaron gran parte de la noche. Cuando se cansaron de ello, la mujer en cuya casa se alojaban, movida a compasión, desató a San Sabas, pero éste se negó a huir. A la mañana siguiente, los verdugos le ataron de las manos a una de las vigas de la casa. Después pusieron delante de Sabas y Sansala la carne ofrecida a los ídolos. Ambos se rehusaron a comerla y Sabas exclamó: «Esta carne es tan sucia e impura como Ataridio, quien nos la ha enviado». Entonces uno de los soldados le golpeó con su jabalina, con tal violencia, que todos creyeron que le había matado. Pero el siervo de Dios no sintió el golpe (...).
En cuanto Ataridio se enteró de lo ocurrido, mandó que ahogasen a San Sabas en el río. Al llegar a la orilla, uno de los soldados dijo a sus compañeros: «Dejemos escapar a este inocente, pues su muerte no hará ningún bien a Ataridio». Pero Sabas increpó al soldado que no quería cumplir las órdenes que había recibido, diciéndole: «Yo veo lo que tú no ves. Del otro lado del río hay una multitud que está esperando a mi alma para conducirla a la gloria; lo único que hace falta es que mi alma se separe del cuerpo». Entonces los verdugos le sumergieron en el río y le mantuvieron debajo del agua con una losa atada al cuello. Según parece, el martirio de San Sabas tuvo lugar en Targovisto, al noroeste de la actual ciudad de Bucarest».
El vitral es uno de los que decoran la iglesia castrense de Nuestra Señora de Luján.
7 de abril de 2021
Miércoles de la Octava de Pascua
4 de abril de 2021
Domingo de Pascua de Resurrección
rotas las cadenas
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría
si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio
de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo,
entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado
que ha sido borrado
por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa
que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó del abismo.
Esta es la noche de que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo.»
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos».
Solemne Anuncio Pascual, «Exultet» (fragmento)
Foto: iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya (Buenos Aires).
2 de abril de 2021
Viernes Santo
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«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22, 42) |
1 de abril de 2021
Jueves Santo
El vitral de hoy representa la Última Cena, que recordamos en este Jueves de Semana Santa.
En el proyecto iconográfico de la Basílica del Espíritu Santo, el vitral es uno de los siete del ábside, cada uno de los cuales representa uno de los sacramentos. Este, por supuesto, corresponde a la Eucaristía, y es el vitral central.
La escena capta el momento en que Jesús toma el pan «en sus santas y venerable manos». Sobre la mesa se ve el cáliz. Los apóstoles rodean al Señor, algunos en actitud de arrobamiento ante el misterio del que son protagonistas. Hacia la parte superior derecha se ve a Judas retirándose del Cenáculo para cumplir «su cometido».
En la Basílica del Espíritu Santo, cada uno de los siete vitrales tiene, sobre la escena que representa al sacramento correspondiente, la figura de un gran ángel que sostiene un texto bíblico alusivo al mismo sacramento, que en los siete casos está vinculado con el Espíritu Santo, Titular del templo.
En el vitral de la Eucaristía el texto corresponde a la Carta a los Romanos (5,5) y dice: «Charitas Dei diffusa est per Spiritum Sanctum», síntesis de la frase completa, que reza: «Caritas Dei diffusa est in cordibus nostris per Spiritum Sanctum, qui datus est nobis». Es decir: «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado».
Como la Eucaristía es el Sacramento del Amor, es natural que le sea aplicada la frase que alude al amor de Dios «derramado en nuestros corazones por el Espíritu» del amor.
Pero no en vano al describir el vitral, mencionamos las «santas y venerables manos» del Señor. Esa expresión es usada por el Canon Romano, una joya de la Liturgia de la Iglesia. Por eso hoy, además de compartir y comentar el sentido del vitral, queremos transcribir el maravilloso Canon Romano, completo, y con las partes propias del Jueves Santo (que destacamos en negrita);
para celebrar el día santo
haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti,
de manera que se convierta para nosotros
de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!