28 de octubre de 2021
28 de octubre: Fiesta de San Simón y San Judas
24 de octubre de 2021
Hallazgo de la Santa Cruz
En la Liturgia Armenia, tanto en la Iglesia Católica como en la Iglesia Apostólica, se celebra la Invención (Hallazgo) de la Santa Cruz. Dice el sitio web de la iglesia católica armenia consagrada a Nuestra Señora de Narek: «En la Iglesia Armenia, celebramos el Hallazgo de la Cruz el séptimo domingo del período de la Cruz, que puede caer entre el 23 y el 29 de octubre».
De ese mismo sitio tomamos la información que sigue:
«Antecedentes
Según la ley romana, tanto los condenados a muerte –en especial los cuerpos de los crucificados– como el instrumento de su tortura quedaban en el mismo sitio. El cuerpo de Cristo tuvo sepultura por orden y permiso de Pilatos, pero la Cruz –junto con las demás cruces– quedó enterrada en el mismo lugar del Gólgota, y así siguió durante 300 años.
El milagro
Después de la conversión del emperador Constantino, su madre Elena visitó Jerusalén con el propósito de honrar los Santos Lugares y descubrir la Cruz. Un judío estudioso llamado Judas la ayudó a localizar el sitio exacto del Gólgota. Empezaron a excavar y, a una profundidad de 6 metros, encontraron las 3 cruces. Era imposible distinguir la cruz de Cristo de las cruces de los ladrones. Entonces probaron las cruces poniendo el cadáver de un muchacho recién fallecido sobre cada una de ellas, a la espera de un milagro. Sobre la tercera cruz el muchacho resucitó, revelando la verdadera cruz de Cristo. El judío Judas se convirtió al cristianismo. La Cruz fue colocada y elevada dentro de la gran Catedral de Jerusalén por Elena, y quedó allí durante 400 años.
Festividad litúrgica
(...) El Himno del Día menciona los principales protagonistas de esta historia. En la primera estrofa se hace referencia a Elena (“la reina que ama a Dios”); en la segunda, al “bienaventurado Judas”; y en la última, al “joven muerto”, que es vivificado por la Santa Cruz...».
Ilustramos la entrada con dos imágenes de la típica cruz armenia [jachkar, jachtkar o khachkar (en armenio: խաչքար, «cruz de piedra»)]; ambas fotos fueron tomadas en la Catedral católica Nuestra Señora de Narek de la ciudad de Buenos Aires. Las fotografías, como siempre, son propias.
ENTRADA (Ժամամուտ - Yamamúd)Ante tu venerable Cruz, que todo lo vence, nos postramos en adoración y suplicamos el perdón de nuestros pecados; porque por medio de ella suprimiste la condenación del género humano. Y ahora, por medio de tu santo divino símbolo, concede tu paz celestial a todo el mundo.HIMNO DEL DÍA (Ճաշու շարական - Dyashú sharagán)
El Señor reinó, se vistió de majestad.Hoy el venerable madero de la Cruz depositado en el Gólgota, es buscado por la reina que ama a Dios. Venid, fieles, inclinémonos ante el divino santo símbolo.Hoy el Gólgota presenta la cruz que estaba escondida en la tierra; ellaes ensalzada con inciensos de suave aroma por el bienaventuradoJudas. Venid, fieles, inclinémonos ante el divino santo símbolo.Gloria al Padre † y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre ypor los siglos de los siglos; amén.Hoy por medio de la santa Cruz redentora es vivificado el jovenmuerto, y Satanás llora su propia ruina. Mas nosotros, fieles deCristo, inclinémonos ante el divino santo símbolo.LECTURA (Ընթերցուած - Ëntertsvádz)Antífona (Sal. 4, 7b-8.2)La luz de tu rostro se ha grabado sobre nosotros, y diste alegría anuestros corazones. Respóndeme cuando te invoco, Dios, midefensor, tú, que en la angustia me diste un desahogo: ten piedadde mí y escucha mi oración.
Lectura: 1 Cor 1, 18-24
EVANGELIO (Աւետարան - Avedarán)Aleluya (Sal. 85,16b-17a)¡Aleluya, aleluya!Fortalece a tu servidor, salva al hijo de tu servidora. Dame una prueba de tu bondad. ¡Aleluya!
Evangelio: Mateo. 24, 27-36
23 de octubre de 2021
23 de octubre: San Juan de Capistrano
En "Los santos del Calendario Romano", de Enzo Lodi, leemos:
La imagen se venera en la iglesia de San Francisco de la ciudad de Santa Fe.
18 de octubre de 2021
18 de octubre: Nuestra Señora de Schoenstatt

12 de octubre de 2021
12 de octubre: Nuestra Señora de la Concepción Aparecida
Hoy, 12 de octubre, se celebra a Nuestra Señora Aparecida, declarada Patrona de Brasil por el Papa Pío XI y cuya imagen se venera en la Basílica que lleva su nombre, en el estado de San Pablo.
La historia de esta advocación se inicia en 1717, cuando un grupo de pescadores encontraron en el río Paraiba una imagen de la Inmaculada Concepción hecha en terracota de unos 36 centímetros de altura. Según una versión de la historia, primero encontraron el cuerpo y luego la cabeza. La imagen presentaba un color oscuro, probablemente por el tipo de material del que estaba hecha y por haber pasado mucho tiempo expuesta a las aguas del río. El hallazgo tuvo lugar después de que los pescadores habían pedido la intercesión de la Virgen María para que no les faltara el sustento necesario; por eso, pensaron que se trataba de una señal de que María los había escuchado. Y así fue: poco después, los pescadores volvían del mar con las redes llenas. Uno de ellos llevó la imagen a su casa y le armó un sencillo altar; más tarde, otro pescador trasladó la imagen a Itaguassú, donde le construyó un oratorio en su casa, donde los vecinos se reunían para rezar el Rosario y cantarle a la Virgen. No hay certeza sobre el origen de la imagen de la Virgen o de cómo apareció flotando sobre las aguas del río, pero todo indica que su fabricación se remonta a los primeros tiempos de la colonización de Brasil.
El título de "Aparecida" alude a la manera como la imagen fue encontrada. Es la Virgen que “apareció” para ayudar a sus hijos.
En 1743 se comenzó a construir el templo de Nuestra Señora Aparecida, que fue inaugurado el 26 de julio de 1745. En 1955 comenzó la construcción de la actual basílica, que fue consagrada el 4 de julio de 1980 por San Juan Pablo II, durante su visita a Brasil. Es el santuario mariano más grande del mundo.
La foto corresponde al pequeño oratorio que hay al pie del Cristo Redentor de Río de Janeiro.
9 de octubre de 2021
Santa María "en sábado"

7 de octubre de 2021
7 de octubre: Nuestra Señora del Rosario
«Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios», dice el Martirologio.
En verdad es justo y necesario,es nuestro deber y salvaciónglorificarte siempre y en todo lugar,Señor, Padre santo,Dios todopoderoso y eterno,y alabarte debidamente en esta celebraciónen honor de la Virgen María.Ella, al aceptar tu Palabra con limpio corazón,mereció concebirla en su seno virginal,y al dar a luz a su Hijo,preparó el nacimiento de la Iglesia.Ella, al recibir junto a la Cruzel testamento de tu amor divino,tomó como hijos a todos los hombresnacidos a la vida sobrenaturalpor la muerte de Cristo.Ella, en la espera pentecostal del Espíritu,al unir sus oraciones a las de los discípulos,se convirtió en modelo de la Iglesia suplicante.Desde su Asunción a los Cielos,acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina,y protege sus pasos hacia la Patria celestehasta la Venida gloriosa del Señor.Por eso,con todos los ángeles y santos,te alabamos cantando sin cesar...Santo, Santo, Santo...
Tomamos las fotos en Luque, Paraguay, en enero de 2018.
5 de octubre de 2021
5 de octubre: Santa Faustina Kowalska

2 de octubre de 2021
2 de octubre: Santos Ángeles Custodios
1 de octubre de 2021
1° de octubre: Santa Teresita del Niño Jesús
En la iglesia porteña de Nuestra Señora de las Mercedes hay una capilla, separada de la nave del templo, dedicada a Santa Teresita.
«Teresa Martín, carmelita descalza de Lisieux, -decía Juan Pablo II el día en que la declaró Doctora de la Iglesia, el Domingo Misional de 1997- deseaba ardientemente ser misionera. Y lo fue, hasta el punto de que pudo ser proclamada patrona de las misiones. Jesús mismo le mostró de qué modo podía vivir esa vocación: practicando en plenitud el mandamiento del amor, se introduciría en el corazón mismo de la misión de la Iglesia, sosteniendo con la fuerza misteriosa de la oración y de la comunión a los heraldos del Evangelio. Así, ella realizó lo que subrayó el Concilio Vaticano II, cuando enseñó que la Iglesia, por su naturaleza, es misionera (cf. Ad Gentes, 2). No sólo los que escogen la vida misionera, sino también todos los bautizados, de alguna manera, son enviados ad gentes. Por eso, he querido escoger este domingo misionero para proclamar Doctora de la Iglesia universal a Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz: una mujer, una joven y una contemplativa.
(...) Santa Teresa de Lisieux no pudo acudir a universidades ni realizar estudios sistemáticos. Murió muy joven y, a pesar de ello, desde hoy tendrá el honor de ser Doctora de la Iglesia, un notable reconocimiento que la exalta en la estima de toda la comunidad cristiana más de lo que pudiera hacer un "título académico". En efecto, cuando el Magisterio proclama a alguien Doctor de la Iglesia, desea señalar a todos los fieles, y de modo especial a los que prestan en la Iglesia el servicio fundamental de la predicación o realizan la delicada tarea de la investigación y la enseñanza de la teología, que la doctrina profesada y proclamada por una persona puede servir de punto de referencia, no sólo porque es acorde con la verdad revelada, sino también porque aporta nueva luz sobre los misterios de la fe, una comprensión más profunda del misterio de Cristo. El Concilio nos recordó que, con la asistencia del Espíritu Santo, crece continuamente en la Iglesia la comprensión del "depositum fidei", y a ese proceso de crecimiento no sólo contribuyen el estudio rico de contemplación a que están llamados los teólogos y el magisterio de los pastores, dotados del "carisma cierto de la verdad", sino también el "profundo conocimiento de las cosas espirituales" que se concede por la vía de la experiencia, con riqueza y diversidad de dones, a quienes se dejan guiar con docilidad por el Espíritu de Dios (cf. Dei Verbum, 8). La Lumen Gentium, por su parte, enseña que en los santos "nos habla Dios mismo" (n. 50). Por esta razón, con el fin de profundizar en los divinos misterios, que son siempre más grandes que nuestros pensamientos, se atribuye un valor especial a la experiencia espiritual de los santos, y no es casualidad que la Iglesia escoja únicamente entre ellos a las personas a quienes quiere otorgar el título de "Doctor".
Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz es la más joven de los "Doctores de la Iglesia", pero su ardiente itinerario espiritual manifiesta tal madurez, y las intuiciones de fe expresadas en sus escritos son tan vastas y profundas, que le merecen un lugar entre los grandes maestros del espíritu. En la carta apostólica que he escrito para esta ocasión, he señalado algunos aspectos destacados de su doctrina. Pero no puedo menos de recordar, en este momento, lo que se puede considerar el culmen, a la luz del relato del conmovedor descubrimiento que hizo de su vocación particular dentro de la Iglesia. "La caridad escribe me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto por diferentes miembros, no le faltaba el más noble de todos: comprendí que la Iglesia tenía un corazón y que este corazón ardía de amor. Comprendí que sólo el Amor hacía actuar a los miembros de la Iglesia: que si el Amor se apagara, los apóstoles no anunciarían el Evangelio, los mártires no querrían derramar su sangre (...). Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones (...). Entonces, con alegría desbordante, exclamé: oh Jesús, Amor mío, (...) por fin he encontrado mi vocación. Mi vocación es el amor" (Ms B, 3 v). Es una página admirable (...)
Teresa de Lisieux no sólo captó y describió la profunda verdad del amor como centro y corazón de la Iglesia, sino que la vivió intensamente en su breve existencia. Precisamente esta convergencia entre la doctrina y la experiencia concreta, entre la verdad y la vida, entre la enseñanza y la práctica, resplandece con particular claridad en esta santa, convirtiéndola en un modelo atractivo especialmente para los jóvenes y para los que buscan el sentido auténtico de su vida. Frente al vacío espiritual de tantas palabras, Teresa presenta otra solución: la única Palabra de salvación que, comprendida y vivida en el silencio, se transforma en manantial de vida renovada. A una cultura racionalista y muy a menudo impregnada de materialismo práctico, ella contrapone con sencillez desarmante el "caminito" que, remitiendo a lo esencial, lleva al secreto de toda existencia: el amor divino que envuelve y penetra toda la historia humana. En una época, como la nuestra, marcada con gran frecuencia por la cultura de lo efímero y del hedonismo, esta nueva Doctora de la Iglesia se presenta dotada de singular eficacia para iluminar el espíritu y el corazón de quienes tienen sed de verdad y de amor».
En una de las paredes de la misma capilla se lee una frase de la santa, que sintetiza su mensaje y lo que San Juan Pablo II expresaba en la homilía de la que acabamos de transcribir algunos fragmentos escogidos:
«Para vivir en un acto de perfecto amor, me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro amor misericordioso, suplicando que me consumáis sin cesar, dejando desbordar, en mi alma, los raudales de amor que en Vos se encierran...». Son palabras que forman parte de la consagración o "acto de ofrenda al amor misericordioso" que hizo Teresita en la fiesta de la Santísima Trinidad de 1895.