En 2019, al celebrar la fiesta de los apóstoles Simón y Judas, nos ocupamos sólo del segundo de ellos. Hoy dedicaremos la entrada a San Simón, y en este caso lo haremos con un vitral en la puerta de la Basílica de San Ponciano, en La Plata.
Simón es de los apóstoles de los que menos conocemos. El Martirologio sólo dice de él: «Fiesta de San Simón y San Judas, apóstoles, el primero llamado Cananeo o Zelotas». En verdad, sabemos prácticamente sólo su nombre y su apodo: Simón fue llamado por Mateo y Marcos «el cananeo», mientras que Lucas, en el Evangelio y en los Hechos, lo llama «el zelote». Aparece en décimo o undécimo lugar en las listas de apóstoles (Lc 6, 15 y Mc 3, 18 respectivamente).
«Zelote» podría traducirse como «lleno de celo», sea que esto signifique simplemente "celoso cumplidor de la ley", o bien miembro de una secta radical entre los judíos que se oponían a la dominación romana y a sus consecuencias. «Cananeo» podría significar «nacido en Caná» o bien ser la forma aramea original (qan'ana) del nombre (de origen griego) «zelote».
Simón no protagoniza ninguna anécdota particular en los evangelios y nada más sabemos sobre él después de Pentecostés. Pero la imaginación popular y la tradición completó de diversos modos las lagunas faltantes, por ejemplo, identificándolo con el novio de las Bodas de Caná o con el «Natanael de Caná» que menciona Juan (21, 2), etcétera.
San Fortunato de Poitiers (en el siglo VI) nos transmite que Simón evangelizó Persia con Judas Tadeo, y sufrió allí el martirio y fue enterrado. Como mártir, los atributos de Simón son lanza, maza y espada, según las diversas historias acerca de su muerte. Pero desde el siglo XIV, una leyenda tardía, según la cual lo habrían aserrado los adoradores del sol en Persia, le da el atributo de la sierra, que se hizo muy común: en el vitral que ilustra esta entrada, por ejemplo, ese es el atributo que identifica a Simón.
Es considerado patrono de los aserradores, los tintoreros (pues según una leyenda fue también él tintorero), y finalmente, por confusión con el curtidor Simón, en cuya casa se hospedó Pedro en Jope (Hechos 9, 43; 10, 6), también de los curtidores y trabajadores del cuero.
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