Con esta bella imagen de la Madre de Dios, que se venera en la iglesia de Nuestra Señora del Huerto, celebramos la Memoria litúrgica de María, Madre y Medianera de la Gracia.
La gracia de la santísima Virgen es inmensa. De ahí que Gabriel comienza por saludarla diciendo:
"Salve, llena de gracia", tú que eres un cielo resplandeciente.
"Salve, llena de gracia", tú que eres urna de oro que contiene el maná celestial.
"Salve, llena de gracia", que sacias a los sedientos con la dulzura de la fuente perenne.
"Salve", santísima Madre inmaculada que engendraste a Cristo, que existía antes que tú.
"Salve", púrpura regia que vestiste al Rey del cielo y de la tierra.
"Salve", libro profundísimo, que diste a leer al mundo el Verbo, Hijo del Padre.
(San Epifanio: Homilía V sobre las alabanzas de la Madre de Dios)
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