12 de noviembre de 2023

Domingo XXXII Durante el Año

La Segunda Lectura de hoy está tomada de la Primera Carta  a los Tesalonicenses (4, 13-18): 

Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza.  Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él.

Esto es lo que os decimos como palabra del Señor:

Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos.

Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar.

Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire.

Y así estaremos siempre con el Señor.

Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

Una frase de esta lectura es expresamente alegada como fundamento bíblico del ventanal dedicado a "La Parusía" de la iglesia asuncena dedicada a San Rafael. Como la foto que trae la explicación no es legible, transcribimos el texto a continuación de las dos imágenes.





Dice el cuadrito explicativo de la imagen:

"El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un Arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros,  los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y ASÍ ESTAREMOS SIEMPRE CON ÉL" (1 Ts. 4,16). 

Finalmente se cumple el grito de San Pablo: "Cristo todo en todo". “La Iglesia llama Purgatorio a la purificación final de los elegidos, que es completamente distinta del castigo de los condenados” (Cat. N° 1031).

Los que mueren en la gracia del Señor sufren después de la muerte “una purificación a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo (Cat. N° 1030).

La Iglesia llama Paraíso a la Pascua Eterna, es decir, la plenitud del reino de Dios. “Después del Juicio Final, los justos reinarán para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será renovado (Cat. N° 1042).

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