27 de abril de 2024

27 de abril: Fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo

La Memoria de Santo Toribio de Mogrovejo está inscripta el 23 de marzo en el Martirologio Romano. Pero en la Argentina se la celebra hoy, con categoría de Fiesta, como Patrono del Episcopado Latinoamericano.

Una imagen suya se aprecia en uno de los vitrales de la Basílica de Nuestra Señora de Luján.

Completamos esta entrada con  breves fragmentos -referidos a Santo Toribio- de las palabras pronunciadas por San Juan Pablo II en el encuentro del 2 de febrero de 1985 con miembros del episcopado del Perú:

«(...) Deseo compartir con vosotros algunas reflexiones que me sugiere la figura profética, central en vuestras Iglesias, de Santo Toribio de Mogrovejo, a quien he declarado recientemente Patrono de los obispos de América Latina.

(...) La primera evangelización germinó haciendo de la fe el sustrato del alma latinoamericana en general, y peruana en particular (Cf.. Puebla, 412). Esto fue en buena parte fruto del admirable esfuerzo apostólico de Santo Toribio de Mogrovejo y de su labor en el III Concilio Limense, ayudado por otros insignes misioneros.

(...) El Santo arzobispo de Lima fue un ejemplar constructor de unidad eclesial. En su trabajo evangelizador supo asociar a presbíteros, religiosos y laicos en un admirable intento de comunión. El III Concilio Limense es el resultado de ese esfuerzo, presidido, alentado y dirigido por Santo Toribio, y que fructificó en un precioso tesoro de unidad en la fe, de normas pastorales y organizativas, a la vez que en válidas inspiraciones para la deseada integración latinoamericana.

(...) En Santo Toribio descubrimos el valeroso defensor o promotor de la dignidad de la persona. Frente a intentos de recortar la acción de la Iglesia en el anuncio de su mensaje de salvación, supo defender con valentía la libertad eclesiástica. Él fue un auténtico precursor de la liberación cristiana.

(...) Es visible en Santo Toribio un elemento de fondo, que hoy es constitutivo de la piedad popular, peruana y latinoamericana; y que con su vida y obra él ayudó a construir: la cercanía espiritual y el afecto cálido al Sucesor de Pedro, a quien el Señor quiso poner como Cabeza de la Iglesia».

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