Los tres «atributos personales que mejor identifican a San Juan de Dios» son: «corona de espinas, granada y Crucifijo» ¹. Esos datos nos ayudaron a identificar esta imagen en un vitral de la Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján.
Como vemos, el santo está coronado de espinas, lleva una granada en sus manos y sostiene una pequeña cruz. La granada alude a la ciudad homónima, donde San Juan de Dios fundó su orden de hermanos dedicados a la caridad, y donde murió. También lleva algo colgado de los hombros, lo cual se aclara en la pequeña biografía que transcribimos a continuación.
San Juan de Dios «nació en 1495 en Montemor-o-Novo cerca de Évora en Portugal. En su juventud fue pastor, luego soldado en el ejército de Carlos V; más tarde llevó una vida errante dedicada a la caridad y en 1540 fundó un pequeño hospital en Granada, que pronto pudo ampliar. Cuando las limosnas que necesitaba para los pobres no eran suficientes, Dios lo inspiró a caminar por las calles de la ciudad al anochecer con una canasta grande a la espalda y dos ollas grandes colgando de una cuerda de cada hombro. «Ve y grita con un voz alta: "Hermanos míos, por el amor de Dios, ¡haced el bien con vosotros mismos!"». Eso ayudó, y las limosnas fluyeron libremente. San Juan de Dios murió el 8 de marzo de 1550» ².
San Juan de Dios fundó la Orden Hospitalaria que ahora lleva su nombre. Sus estatutos dicen en el párrafo 1:
«Nuestro Instituto fue aprobado por la Iglesia como Orden religiosa de Hermanos pare el servicio a los enfermos y necesitados. Tuvo su origen en Granada, en España, durante la segunda mitad del siglo XVI, como continuación de la actividad caritativa de San Juan de Dios (...).
A San Juan de Dios se le unieron algunos discípulos que, atraídos por sus ejemplos, le ayudaban en las obras de misericordia, especialmente sirviendo en el hospital que él había fundado en Granada. Entre éstos se distinguió Antón Martín, a quien el Santo, cercano a la muerte, le encargó continuar y dirigir dicho hospital. En los años sucesivos se les agregaron otros compañeros y se fundaron varios hospitales más, particularmente en Andalucía.
El Instituto fue aprobado por S. Pío V en 1572, poniéndolo bajo la Regla de San Agustín y en 1586 fue reconocido por Sixto V, como Orden religiosa propiamente dicha. La Orden es un Instituto de derecho pontificio.
Clemente VIII redujo la Orden al estado inicial de simple Congregación en 1592, poniendo a los Hermanos de nuevo bajo la jurisdicción de los obispos y no permitiéndoles hacer más que el voto de hospitalidad. Algunos años después de este acto de retroceso, la Congregación fue elevada de nuevo, por el Papa Paulo V, al grado de Orden: en España en 1611 y en Italia en 1617. Este doble restablecimiento autónomo dio origen a dos Congregaciones que se desarrollaron durante dos siglos y medio, aunque siempre con la conciencia de formar una sola familia.
Como consecuencia, sobre todo, de las revoluciones políticas y de las leyes antirreligiosas del siglo XIX, la Orden vivió una época de gran sufrimiento en todo el mundo. La Congregación española sufrió un golpe particularmente duro y prácticamente desapareció en 1850. Su restauración en España, llevada a cabo principalmente por San Benito Menni, condujo también a la reunificación de la Orden. Desde entonces la Orden, consciente de la herencia que ha recibido de la Iglesia y con la mirada fija en el Cristo misericordioso del Evangelio, continúa en el mundo su obra de apostolado. A mediados del siglo XX, el espíritu misionero de la Orden llevó su expansión a nivel mundial».
«Nuestra misión es evangelizar el mundo del dolor y sufrimiento a través de la promoción de obras y organizaciones sanitarias y sociales, que presten una asistencia integral a la persona humana, dando preferencia a las personas más desfavorecidas». «La Hospitalidad es nuestro valor central, que se expresa y se concreta en los cuatro valores guía»: calidad, respeto, responsabilidad y espiritualidad ³.
Oración Colecta:
Señor, tú que infundiste en San Juan de Dios
espíritu de misericordia,
haz que nosotros, practicando las obras de caridad,
merezcamos encontrarnos un día
entre los elegidos de tu reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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¹ Fuente
² Heinrich Detzel: Christliche Ikonographie (Herder, 1896), Tomo II. Traducción del alemán propia, con ayuda de Google Translator
3 Fuente
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