En algunos calendarios particulares, como por ejemplo en el de los pasionistas, el martes anterior al Miércoles de Ceniza se recuerda la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos.
Leemos en un sitio pasionista:
La liturgia de la Oración de Jesús en el huerto de Getsemaní fue compuesta alrededor del año 1775. En nuestra Congregación fue introducida en 1828. En esta memoria Jesús es presentado como ejemplo y fuente de nuestra oración, para resistir al maligno y, sobre todo, para cumplir, incluso con heroísmo, la voluntad del Padre.
El misterio de la pasión de Cristo, como «causa de salvación eterna» (Hb 5, 9), y ofrenda al Padre como mediador: «A gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas» (Hb 5, 7), y como sacrificio: «Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre» (Lc 22, 44), son los dos caminos que Jesucristo nos ofrece para asociarnos a Él en la redención del mundo.
El Prefacio propio de esta memoria, en el Misal de los pasionistas, es este:
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque, en tu gran misericordia,
has amado tanto a los hombres
que nos enviaste como Redentor a tu Hijo,
Jesucristo nuestro Señor.
Él, ofreciéndose a ti como víctima inocente,
aceptó la pasión y muerte de cruz por nosotros, pecadores,
y entregándose a una injusta condena,
expió la pena debida por nuestros pecados.
Con su muerte, lavó nuestras culpas
y, con su resurrección, nos mereció la salvación.
A él, el cielo y la tierra,
los ángeles y los arcángeles,
dedican el himno de sus alabanzas:
Santo, Santo, Santo...
Próxima entrada: 8 de marzo (San Juan de Dios)
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