En la misa de hoy se lee el célebre parábola "del hijo pródigo" (Lucas 15, 1-3. 11-32).
El encuentro del padre misericordioso con el hijo que, arrepentido, regresa al hogar, es bellamente representado en esta pintura en el cielorraso del templo dedicado al Salvador.
[El hijo] «partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó» (Lc 15, 20).
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