«Memoria de San Felipe Neri, presbítero, que, consagrándose a la labor de salvar a los jóvenes del maligno, fundó el Oratorio en Roma, en el cual se practicaban constantemente las lecturas espirituales, el canto y las obras de caridad. Resplandeció por el amor al prójimo, la sencillez evangélica, su espíritu de alegría, el sumo celo y el servicio ferviente a Dios».
La pintura, que se exhibe en la iglesia porteña consagrada al santo, muestra a San Felipe Neri rodeado de aquellos a quienes se extendía su solicitud pastoral: los jóvenes del Oratorio, los pobres y los necesitados.
El Misal Ambrosiano trae este Prefacio para la Memoria de hoy:
Tú nos das en San Felipe un ejemplo vivo
que suscita nuestro fervor en el seguimiento de Cristo.
Su luminoso testimonio nos apremia a amarte con alegría
y a servirte en los hermanos pobres y enfermos.
Su admirable vida nos enseña
a dirigirnos a ti con corazón sencillo
y nos recuerda que la fidelidad de cada día
es la ofrenda más grata a tu nombre.
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