En la liturgia hispano-mozárabe se venera hoy con el grado de festividad a las santas Justa y Rufina, vírgenes y mártires.
El Martirologio las elogia así: «En Sevilla, en la provincia hispánica de Bética, santas Justa y Rufina, vírgenes, que, detenidas por el prefecto Diogeniano, tras ser sometidas a crueles suplicios fueron encerradas en prisión, donde les hicieron pasar hambre y más torturas. Justa exhaló su espíritu encarcelada, y Rufina, por seguir proclamando su fe en el Señor, fue decapitada».
Leemos en la obra "Santoral litúrgico hispano-mozárabe":
«Nuestras santas, según apuntan los datos ciertos, vivían en lo que hoy es el sevillano barrio de Triana, en la margen derecha del Betis. La familia vivía del negocio de la alfarería.
Es probable que el atrevimiento de las jóvenes a no cooperar en la fiesta en honor a Adonis y su confesión pública de fe cristiana ante el cortejo idolátrico fueran el detonante de su arresto y ulterior ejecución.
Será la presencia, en el siglo X, de una notable colonia mozárabe sevillana en Toledo lo que dio el impulso definitivo a su culto en la liturgia hispano-mozárabe».
La Oratio post Gloriam (Oración después del Gloria), equivalente a la Colecta del Rito Romano, reza:
Dios, que has exaltado el pudor virginal con el honor y el distintivo de la sagrada pasión, glorificando a sus santas vírgenes Justa y Rufina concédenos que, adornados con las flores de la sagrada castidad y con el fruto de las buenas obras, alcancemos la altura de participar de tu gloria.R/. Amén.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
La imagen muestra a Justa y a Rufina en una mayólica, en la forma de su representación iconográfica habitual: «con las palmas martiriales y entre la cacharrería de su oficio, predicando el patronazgo de las dos mártires sobre la ciudad [de Sevilla] con el anacrónico símbolo de sostener ambas con sus manos a la Giralda». La mayólica puede verse en el vestíbulo del Teatro Nacional Cervantes.
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