16 de agosto de 2023

16 de agosto: Beata Petra de San José

Hoy señala el Martirologio: «En Barcelona, en España, Beata Petra de San José (Ana Josefa) Pérez Florido, virgen, que ofreció con alegría un cuidado asiduo a los ancianos abandonados y fundó la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña, para atención de los pobres».



Ana Josefa nació en 1845 en el Valle de Abdalajís (Málaga). Cuando era joven rompió su noviazgo al sentirse llamada por Cristo, pero la oposición de su padre impidió que ingresara en la vida religiosa. Se unió entonces a otras jóvenes para vivir en la vida cotidiana en su propio pueblo su entrega al Señor, en la oración y en las obras de caridad.

Al morir su padre ingresó con sus compañeras en la naciente Congregación de las Mercedarias de la Caridad. Pero pocos meses después, convencida de que el Señor no la quería allí, salió con sus compañeras de esa congregación; con el apoyo del Obispo de Málaga fundó en la Navidad de 1880 una nueva familia religiosa, las Madres de Desamparados (más tarde se añadió al nombre "y San José de la Montaña"). Tras superar diversos obstáculos la nueva congregación recibió la aprobación oficial diocesana en 1881 y más tarde la pontificia.

Agotada por su entrega sin límites, por las persecuciones sufridas y por una grave enfermedad, Petra murió a los 60 años, en Barcelona, el 16 de agosto de 1906. El 16 de octubre de 1994 fue beatificada por San Juan Pablo II.


Dijo Juan Pablo II en la misa de beatificación:

La Beata Petra de San José es ejemplo de mujer consagrada que, en medio de innumerables dificultades, acoge con fe el carisma que el Espíritu le otorga al servicio de todos.

Huérfana desde muy niña tomó por madre a la Virgen. Esta experiencia marcó toda su vida, descubriendo que su quehacer debía consistir en ser madre para niños, jóvenes o ancianos que carecían del cariño y afecto familiar. Así madre Petra manifiesta cómo la virginidad de los religiosos y religiosas se convierte en una fecunda maternidad espiritual, encauzada y llevada a plenitud a través del amor esponsal a Jesucristo, y realizada en la disponibilidad total y abierta a los desamparados.

Sintiéndose amada por Dios y respondiendo a ese amor, incluso en medio de las pruebas, nos ofrece un modelo luminoso de oración, de sacrificio por los hermanos y de servicio a los pobres, manifestaciones de la vida religiosa sobre la que reflexionan ahora los Padre Sinodales.

Su profunda devoción y su confianza ilimitada en San José caracterizaron toda su vida y su obra, siendo llamada "apóstol josefino del siglo XIX". En los último momento de su existencia terrena afloran a sus labios los nombres de Jesús, María y José: La Sagrada Familia de Nazaret, en cuya escuela de amor, oración y misericordia forjó su espiritualidad, conduciendo a sus Hijas por este camino de santidad.

En Buenos Aires hay un hogar para ancianas de las Madres de los Desamparados, en el barrio de Devoto, y en las paredes externas se ven los mosaicos que ilustran esta entrada.

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