Hoy señala el Martirologio: «En Barcelona, en España, Beata Petra de San José (Ana Josefa) Pérez Florido, virgen, que ofreció con alegría un cuidado asiduo a los ancianos abandonados y fundó la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña, para atención de los pobres».
La Beata Petra de San José es ejemplo de mujer consagrada que, en medio de innumerables dificultades, acoge con fe el carisma que el Espíritu le otorga al servicio de todos.
Huérfana desde muy niña tomó por madre a la Virgen. Esta experiencia marcó toda su vida, descubriendo que su quehacer debía consistir en ser madre para niños, jóvenes o ancianos que carecían del cariño y afecto familiar. Así madre Petra manifiesta cómo la virginidad de los religiosos y religiosas se convierte en una fecunda maternidad espiritual, encauzada y llevada a plenitud a través del amor esponsal a Jesucristo, y realizada en la disponibilidad total y abierta a los desamparados.
Sintiéndose amada por Dios y respondiendo a ese amor, incluso en medio de las pruebas, nos ofrece un modelo luminoso de oración, de sacrificio por los hermanos y de servicio a los pobres, manifestaciones de la vida religiosa sobre la que reflexionan ahora los Padre Sinodales.
Su profunda devoción y su confianza ilimitada en San José caracterizaron toda su vida y su obra, siendo llamada "apóstol josefino del siglo XIX". En los último momento de su existencia terrena afloran a sus labios los nombres de Jesús, María y José: La Sagrada Familia de Nazaret, en cuya escuela de amor, oración y misericordia forjó su espiritualidad, conduciendo a sus Hijas por este camino de santidad.
En Buenos Aires hay un hogar para ancianas de las Madres de los Desamparados, en el barrio de Devoto, y en las paredes externas se ven los mosaicos que ilustran esta entrada.
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