La familia religiosa de San Francisco de Asís celebra hoy con el grado litúrgico de Fiesta a Santa María de los Ángeles de la Porciúncula, conmemoración cuya historia y sentido explica de este modo un sitio franciscano:
«El Seráfico Padre San Francisco, por su amor singular a la Santísima Virgen, se desveló por la capillita denominada Santa María de los Ángeles, o de la Porciúncula. Allí tuvo feliz comienzo la Orden de Menores, allí se preparó el principio de las clarisas, allí acabó él felizmente su carrera. Según se dice, en esa misma capilla logró el Seráfico Padre la célebre indulgencia que los sumos Pontífices confirmaron y extendieron a otras muchas iglesias. Por la concesión de tantos y tan grandes favores, se nos hizo la gracia de celebrar una fiesta litúrgica hoy, aniversario de la dedicación de aquella capilla».
El siervo de Dios Francisco, pequeño de talla, humilde de alma, menor por profesión, estando en el siglo, escogió para sí y para los suyos una porcioncilla del mundo, ya que no pudo servir de otro modo a Cristo sin tener algo del mundo. Pues no sin presagio divino se había llamado de antiguo Porciúncula éste lugar que debía caberles en suerte a los que nada querían tener del mundo.Es de saber que había en el lugar una iglesia levantada en honor de la Virgen Madre, que por su singular humildad mereció ser, después de su Hijo, cabeza de todos los santos. La Orden de los Menores tuvo su origen en ella, y en ella, creciendo el número, se alzó, como cimiento estable, su noble edificio.El santo amó este lugar sobre todos los demás, y mandó que los Hermanos tuviesen veneración especial por él, y quiso que se conservase siempre como espejo de la Religión en humildad y pobreza, altísima, reservada a otros su propiedad, teniendo el santo y los suyos el simple uso.Se observaba en él la más estrecha disciplina en todo, tanto en el silencio y en el trabajo como en las demás prescripciones regulares. No se admitían en él sino hermanos especialmente escogidos, llamados de diversas partes, a quienes el santo quería devotos de veras para con Dios y del todo perfectos. Estaba también absolutamente prohibida la entrada de seglares. Los moradores de aquel lugar estaban entregados sin cesar a las alabanzas divinas día y noche, y llevaban vida de ángeles, que difundía en torno maravillosa fragancia.Pues, aunque sabía que en todo rincón de la tierra se encuentra el reino de los cielos y creía que en todo lugar se otorga la gracia divina a los elegidos de Dios, él había experimentado que el lugar de la iglesia de Santa María de la Porciúncula estaba henchido de gracia más abundante y que lo visitaban con frecuencia los espíritus celestiales. Por eso solía decir muchas veces a los hermanos:
«Mirad, hijos míos, que nunca abandonéis este lugar. Si os expulsan por un lado, volved a entrar por el otro, porque este lugar es verdaderamente santo y morada de Dios. Fue aquí donde, siendo todavía pocos, nos multiplicó el Altísimo; aquí iluminó el corazón de sus pobres con la luz de su sabiduría; aquí encendió nuestras voluntades en el fuego de su amor. Aquí, el que ore con corazón devoto obtendrá lo que pida, y el que profane este lugar será castigado con mucho rigor. Por tanto, hijos míos, mantened muy digno de todo honor este lugar en que habita Dios y cantad al Señor de todo corazón, con voces de júbilo y de alabanza.»
Las dos fotos de la entrada de hoy (la primera tomada en 2022, y en 2016 la segunda), muestran en el vitral, detrás de la imagen de la "Madre del Rey eterno", una representación de la concesión de la "Santa Indulgencia de la Porciúncula", como se lee al pie.
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