25 de diciembre de 2024

25 de diciembre: Nuestra Señora de Belén

Nuestra Señora de Belén es una «advocación mariana que está muy extendida en los países hispánicos. Esta advocación se relaciona con el nacimiento de Jesús», como ocurre con otras como la Virgen de la Expectación, la Virgen de la Leche, etc...

«El calendario mariano celebra la fiesta de la "Virgen de Belén" el mismo día de la Natividad de Nuestro Señor, el 25 de diciembre».

«En España está extendida esta advocación de manera especial por el Sur de la península», quizás porque según la tradición, Osio, obispo de Córdoba, al regreso del Concilio de Nicea (primera mitad del siglo IV) llevó consigo «una imagen mariana que recordaba el nacimiento de Jesús en Belén. Así se estableció en Córdoba esta devoción».

«Más tarde en el siglo XIV se encontró en la misma ciudad una pintura de Nuestra Señora de Belén, que llegaría a ocupar, pasados los años, el lugar de honor de la capilla del eremitario, como Patrona de las Ermitas de Córdoba.

En el contexto de la reconquista y más tarde en la evangelización de América, Nuestra Señora de Belén pasó a convertirse en una de las imágenes más difundidas por las órdenes religiosas de predicadores.

Muchas de las imágenes de la "Virgen de Belén" se propagaron gracias a la influencia franciscana, pues, el Misterio de la Navidad se ha celebrado especialmente desde que los franciscanos difundieron su culto».

Los párrafos entrecomillados proceden del sitio  Catholic.net.

La imagen que ilustra esta entrada se venera en la iglesia de San Juan Bautista.

23 de diciembre de 2024

Adviento: 23 de diciembre

Antífonas "O"


23 de diciembre


 O Emmanuel, Rex et legifer noster,

exspectatio Gentium, et Salvator earum:

veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.



Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,

esperanza de las naciones 

y salvador de los pueblos:

¡ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro!

22 de diciembre de 2024

Adviento: 22 de diciembre

Antífonas "O"


 22 de diciembre


O Rex Gentium, et desideratus earum,

lapisque angularis, qui facis utraque unum:

veni, et salva hominem,

quem de limo formasti.

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,

Piedra angular de la Iglesia, 

que haces de dos pueblos uno solo:

¡ven y salva al hombre,

que formaste del barro de la tierra!


21 de diciembre de 2024

Adviento: 21 de diciembre

Antífonas "O" 


21 de diciembre


O Oriens,

splendor lucis aeternae, et sol Iustitiae:

veni, et illumina sedentes in tenebris, 

et umbra mortis.



Oh Oriente,

esplendor de la luz eterna y sol de justicia:

¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas 

y en sombras de muerte!

20 de diciembre de 2024

Adviento: 20 de diciembre

Antífonas "O"


20 de diciembre


 O Clavis David, et sceptrum domus Israel;

qui aperis, et nemo claudit;

claudis, et nemo aperit:

veni, et educ vinctum de domo carceris,

sedentem in tenebris, et umbra mortis.


Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel,

que abres y nadie puede cerrar,

cierras y nadie puede abrir:

¡ven y libra a los cautivos

que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

19 de diciembre de 2024

Adviento: 19 de diciembre

Antífonas "O"


19 de diciembre

 

O Radix Iesse, qui stas in signum populorum,

super quem continebunt reges os suum,

quem Gentes deprecabuntur:

veni ad liberandum nos, iam noli tardare.



Oh Raíz de Jesé, 

que te alzas como un signo para los pueblos;

ante quien los reyes enmudecen,

y cuyo auxilio imploran las naciones:

¡ven a librarnos, no tardes más!

18 de diciembre de 2024

Adviento: 18 de diciembre

Antífonas "O"


18 de diciembre


O Adonai, et Dux domus Israel,

qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti,

et ei in Sina legem dedisti:

veni ad redimendum nos in brachio extento.



Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,

que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente

y en el Sinaí le diste tu ley:

ven a librarnos con el poder de tu brazo.

17 de diciembre de 2024

Adviento: 17 de diciembre

Del 17 al 23 de diciembre, es decir, en los últimos días del Adviento, con el Magnificat del Oficio de Vísperas  se rezan las antífonas «O». Son siete llamados al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y también son una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, lo espera la Iglesia en los días que preceden a la Solemnidad del Nacimiento del Salvador.

Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», es decir «Oh». También se llaman «antífonas mayores».

Compuestas hacia los siglos VII u VIII, son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad. Se trata de breves oraciones dirigidas a Cristo, que condensan el espíritu del Adviento; todas empiezan por la exclamación «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento; todas  terminan con variantes de la misma súplica: «ven» ¹.

En cada uno de estos siete días, compartiremos la antífona correspondiente, junto con una imagen que, de una u otra manera, evoca la súplica expresada en ella. Las imágenes, como es norma en este blog, son fotos propias tomadas en templos argentinos o de los países limítrofes. 

Para los textos, usamos las versiones en castellano y latín publicadas en el sitio web de la Universidad Pontificia de México, en Liturgia Papal y sobre todo (porque en sus páginas conocimos las antífonas "O" hace más de 55 años) en el Misal Diario para América del padre Azcárate (Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1946).


17 de diciembre


O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti,

attingens a fine usque ad finem,

fortiter suaviterque disponens omnia:

veni ad docendum nos viam prudentiae.

 



Oh Sabiduría, 

que brotaste de los labios del Altísimo,

abarcando del uno al otro confín,

y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:

ven y muéstranos el camino de la salvación.



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¹    Texto adaptado de la obra de José Laldazábal: "Enséñame tus caminos 1 - Adviento y Navidad día tras día - Comentarios al leccionario ferial" (Barcelona, CPL, 1996)

12 de diciembre de 2024

12 de diciembre: Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

En el año 2019 tomamos  en la Catedral de San Miguel de Tucumán la foto que ilustra esta entrada:


En la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, nos complace compartir esta poesía del padre Enrique Portillo y Osio sj, escrita con motivo de la coronación pontificia de la sagrada imagen. Se titula Un Ayate, Unas Rosas, Una Imagen


 Un ayate... Unas rosas... Una imagen... 

¡y un prodigio de amor!


Sólo ofrece el ayate la rudeza

humilde de su burda contextura,

porque no tiene más... y en su pobreza

no ha soñado jamás con la hermosura.


Pero surgen las rosas, empapadas

en gotas de rocío: 

de tus manos brotadas,

tienen algo de cielo en su atavío.


Su lozana frescura se confunde

con las fibras; la tilma se estremece;

un suavísimo aroma se difunde,

¡y grabada tu imagen aparece!


Madre, mi corazón es otro ayate

tan tosco como aquel... ¡pero manchado!, 

porque en el ritmo que en sus fibras late,

se oye la sorda voz de mi pecado...


Repítase el milagro de Juan Diego:

¡Haz brotar en mi tilma desgarrada

las encarnadas rosas de tu fuego

y las de tu pureza inmaculada!


¡Fusiónese mi carne con  tus rosas,

quede con su fragancia enloquecida

y al calor de tus manos amorosas,

confúndase tu imagen con mi vida!


Otro ayate... Otras rosas... Otra imagen....

¡Repítase el milagro de tu  amor!

10 de diciembre de 2024

10 de diciembre: Nuestra Señora de Loreto

 

Durante una visita pastoral a Loreto en octubre de 2012, dijo el Papa Benedicto XVI:

«Aquí, en Loreto, tenemos la oportunidad de ponernos a la escuela de María, de aquella que ha sido proclamada «bienaventurada» porque «ha creído» (Lc 1, 45). Este santuario, construido en  torno a su casa terrenal, custodia la memoria del momento en el que el ángel del Señor vino a María con el gran anuncio de la Encarnación, y ella le dio su respuesta. Esta humilde morada es un testimonio concreto y tangible del suceso más grande de nuestra historia: la Encarnación; el Verbo se ha hecho carne, y María, la sierva del Señor, es el canal privilegiado a través del cual Dios ha venido a habitar entre nosotros (cf. Jn 1, 14). María ha ofrecido la propia carne, se ha puesto totalmente a disposición de la voluntad divina, convirtiéndose en «lugar» de su presencia, «lugar» en el que habita el Hijo de Dios. Aquí podemos evocar las palabras del salmo con las que Cristo, según la Carta a los Hebreos, ha iniciado su vida terrena diciendo al Padre: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo… Entonces yo dije: He aquí que vengo… para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad» (10, 5.7). María dice algo muy parecido al ángel que le revela el plan de Dios sobre ella: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo en el único proyecto de amor del Padre y en ella se unen el cielo y la tierra, Dios creador y su criatura. Dios se hace hombre, María se hace «casa viviente» del Señor, templo donde habita el Altísimo. Hace cincuenta años, aquí en Loreto, el beato Juan XXIII invitaba a contemplar este misterio, «a reflexionar sobre aquella conjunción del cielo con la tierra que fue el objetivo de la Encarnación y de la Redención», y continuaba afirmando que el mismo Concilio tenía como objetivo concreto extender cada vez más el rayo bienhechor de la Encarnación y Redención de Cristo en todas las formas de la vida social (cf. AAS 54 [1962], 724). Ésta es una invitación que resuena hoy con particular fuerza. En la crisis actual, que afecta no sólo a la economía sino a varios sectores de la sociedad, la Encarnación del Hijo de Dios nos dice lo importante que es el hombre para Dios y Dios para el hombre. Sin Dios, el hombre termina por hacer prevalecer su propio egoísmo sobre la solidaridad y el amor, las cosas materiales sobre los valores, el tener sobre el ser. Es necesario volver a Dios para que el hombre vuelva a ser hombre. Con Dios no desaparece el horizonte de la esperanza incluso en los momentos difíciles, de crisis: la Encarnación nos dice que nunca estamos solos, Dios ha entrado en nuestra humanidad y nos acompaña.

Pero que Hijo de Dios habite en la «casa viviente», en el templo, que es María, nos lleva a otro pensamiento: donde Dios habita, reconocemos que todos estamos «en casa»; donde Cristo habita, sus hermanos y sus hermanas jamás son extraños».

Hermosa reflexión para celebrar la memoria de hoy, ilustrada con una bellísima imagen de la Virgen de Loreto en el templo porteño consagrado a Ella.

8 de diciembre de 2024

8 de diciembre: Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Por especial concesión de la Santa Sede, en la Argentina, como en otras naciones de Hispanomérica, hoy la Solemnidad de la Inmaculada Concepción prevalece sobre el Segundo Domingo de Adviento.

Se cumplen además 170 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción: 

Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles 

(Pío IX, Bula Ineffabilis, 1854; DS, 2.803)


Nos complace compartir en esta ocasión una estampita de nuestra colección, que es, además, un pequeño pero valioso documento histórico que tiene 120 años. Se trata de un recuerdo de una celebración que tuvo lugar en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, de Buenos Aires, en el cincuentenario de la proclamación del dogma, es decir, en 1904. La misma estampa ofrece otros datos:


(La parroquia de Guadalupe era también llamada entonces "Las Heras" en alusión a la circunscripción civil; este uso desapareció poco después, ya que en ese mismo mes y año el Arzobispo de Buenos Aires, durante una visita canónica, determinó que «en todos los actos parroquiales se pondrá en el sello: "parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe" (...) y se acostumbrará al pueblo a llamarla así»).



Al dorso de la estampa, una oración a la Virgen Inmaculada compuesta por el papa entonces reinante, San Pío X. (Nótese que tanto en el frente como en el dorso se usa la palabra "imaculada": no sabemos si se trata de un error o era el uso lingüístico entonces). La plegaria alude expresamente al jubileo de la proclamación del dogma mariano


7 de diciembre de 2024

7 de diciembre: San Ambrosio

 


Es pura casualidad, pero desde el nacimiento de este blog, hemos dedicado cada 7 de diciembre, en los años pares (salvo en 2020) a la figura del gran Obispo de Milán. Pueden verse las entradas de 2016, 2018 y 2022. Seguiremos hoy la involuntaria tradición.

La imagen que vemos es un vitral de la Basílica de Luján. Lo acompañamos con un fragmento de una obra de San Ambrosio


Medita y habla las palabras de Dios:

En todo momento tu corazón y tu boca deben meditar la sabiduría, y tu lengua proclamar la justicia, siempre debes llevar en el corazón la ley de tu Dios. Por esto te dice la Escritura: Hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. Hablemos, pues, del Señor Jesús, porque él es la sabiduría, él es la palabra, y Palabra de Dios.

Porque también está escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Por él anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior. Hablemos siempre de él. Si hablamos de sabiduría, él es la sabiduría; si de virtud, él es la virtud; si de justicia, él es la justicia; si de paz, él es la paz; si de la verdad, de la vida, de la redención, él es todo esto.

Está escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Tú ábrela, que él habla. En este sentido dijo el salmista: Voy a escuchar lo que dice el Señor, y el mismo Hijo de Dios dice: Abre tu boca y yo la saciaré. Pero no todos pueden percibir la sabiduría en toda su perfección, como Salomón o Daniel; a todos sin embargo se les infunde, según su capacidad, el espíritu de sabiduría, con tal de que tengan fe. Si crees, posees el espíritu de sabiduría.

Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, también, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, háblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cómo tienes que hablarle: Quiero -dice- que los hombres oren en todo lugar levantando al cielo las manos purificadas, limpias de ira y de altercados. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueño de la muerte. Atiende cómo debes hablar al acostarte: No daré sueño a mis ojos, ni reposo a mis párpados, hasta que encuentre un lugar para el Señor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla también de él, y cumplirás así lo que se te manda. Fíjate cómo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que me llama, y Cristo responde: Ábreme, amada mía. Ahora ve cómo despiertas tú a Cristo. El alma dice: ¡Muchachas de Jerusalén, os conjuro a que no vayáis a molestar, a que no despertéis al amor! El amor es Cristo.


(Comentario sobre los salmos, 36, 65-66; Liturgia de las Horas)

1 de diciembre de 2024

Domingo I de Adviento

¡Feliz Año Nuevo! Hoy damos comienzo a un nuevo Año Litúrgico para alabanza de  nuestro Señor Jesucristo, el que era, el que es y el que viene. Al Señor del tiempo y de la historia, honor y  gloria por los siglos de los siglos.



En este nuevo año, seguiremos teniendo 13 entradas cada mes, e incluso 14 en alguna ocasión; es decir, globalmente, habrá más entradas en este Año Litúrgico que las que venimos publicando hasta ahora. Ello se debe a que en pocos días comienza el Año Santo 2025, y el Jubileo amerita un despliegue mayor que los años ordinarios.

El Año Litúrgico comienza con el tiempo de Adviento. Compartimos a continuación uno de los himnos propuestos para Laudes, junto con una imagen alegórica que hemos fotografiado hace casi seis años en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes de Santos Lugares


Preparemos los caminos
-ya se acerca el Salvador-
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del Señor.

Ven, Señor, a libertarnos,
ven, tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.

El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el Mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.




De los montes la dulzura,
de los ríos leche y miel,
de la noche será aurora
la venida de Emmanuel.

Te esperamos anhelantes
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.

Consolaos y alegraos,
desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca,
él es nuestra salvación.

30 de noviembre de 2024

30 de noviembre: Fiesta de San Andrés

 
La sede de la parroquia Inmaculado Corazón de María de la ciudad de Chascomús es un bonito templo dedicado a San Andrés. Estuvimos varias veces en misa allí, en nuestra juventud, y volvimos a visitar esa iglesia en 2019, cuando tomamos las fotos que ilustran esta entrada. 

Es la primera vez que esta iglesia de San Andrés aparece en este blog.


Dijo Juan Pablo II: 

«La fiesta de San Andrés, el primero de los Apóstoles en haber sido llamado por Jesús, nos recuerda constantemente el misterio de la vocación cristiana y el deber de anunciar la buena nueva:  "Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús" (Jn 1, 40). La vocación cristiana está intrínsecamente unida al reconocimiento del Mesías, indicado por el Bautista:  "He ahí el Cordero de Dios" (Jn 1, 36), a quien los Apóstoles proclamarán sin cesar con sus palabras y sus obras, con su vida e incluso con su martirio, como San Pedro y San Andrés». Son palabras del mensaje del Papa a Bartolomé I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, con casión de la fiesta de San Andrés del año 2001.

Oración  Colecta:

Dios de gloria y majestad,
te rogamos humildemente que el apóstol San Andrés,
a quien elegiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia,
sea ante ti nuestro perpetuo intercesor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo 
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


27 de noviembre de 2024

27 de noviembre: Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa


Hace dos años el "ritmo del Año Litúrgico" nos trajo esta celebración a la que volvemos hoy; en esa ocasión relatamos la historia de esta hermosa advocación. Hoy compartiremos algunos fragmentos de la plegaria que pronunció Juan Pablo II en la capilla de la Medalla Milagrosa el 31 de mayo de 1980.

Las imágenes pertenecen al grandioso templo dedicado a la Medalla Milagrosa en Parque Chacabuco. Las tomamos en diversas ocasiones entre 2017 y 2023.

Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos.

Esta es la oración que tú inspiraste, oh María, a Santa Catalina Labouré en este mismo lugar hace ciento cincuenta años; y esta invocación, grabada en la medalla, la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero.

(...) Nuestra primera oración será para alabarte y bendecirte. ¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu Fiat! ¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada a la cruz de nuestro Salvador! Tu corazón fue traspasado junto con su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevamos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo.

En este lugar bendito yo también quiero expresarte hoy otra vez la confianza, la cercanía profundísima con que me has favorecido siempre. "Totus tuus". Vengo como peregrino después de cuantos han venido a esta capilla desde hace ciento cincuenta años, y como todo el pueblo cristiano que se apiña aquí cada día para comunicarte su alegría, confianza y súplicas. (...)  Cristo pide hoy a su Iglesia una gran obra de renovación espiritual. Y yo, humilde Sucesor de Pedro, es ésta la gran obra que vengo a confiarte, como lo he hecho en Jasna Góra, en Nuestra Señora de Guadalupe, en Knoch, en Pompeya y en Éfeso, y como lo haré el próximo año en Lourdes.

Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de división, que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados. (...) Te pedimos en especial por este pueblo de Francia, por la Iglesia que está en Francia, por sus Pastores, por las almas consagradas, por los padres y madres de familia, por los niños y los jóvenes, por los hombres y mujeres de la tercera edad. Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda en un clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su fe. Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas. Te pedimos que el llamamiento a la vocación sacerdotal y religiosa sea ampliamente escuchado y secundado para gloria de Dios y vitalidad de la Iglesia en este país y en los países que siguen esperando ayuda mutua misionera.

(...) 



Dios te salve, María, llena eres de gracia,

el Señor es contigo,

bendita tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

22 de noviembre de 2024

22 de noviembre: Santa Cecilia

«Cantantibus organis Caecilia virgo in corde suo soli Domino decantabat dicens: Fiat, Domine, cor meum, et corpus meum inmaculatum, ut non confundar».

«Mientras sonaban los instrumentos, Cecilia en su corazón sólo a Dios salmodiaba, diciendo: "Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados, para que no quede confundida"».


Como ocurre en muchos templos, junto al órgano de la iglesia de la Consolación aparece una imagen de Santa Cecilia, la Patrona de la Música.

Por razones acerca de las cuales hay diversas opiniones (ver nuestra entrada del 22 de noviembre de 2021), pero que guardan relación con los versículos que encabezan esta entrada (fragmento de las Actas de su martirio),  Cecilia fue proclamada Patrona de la música sacra por la Academia de Música de Roma en 1584. 

21 de noviembre de 2024

21 de noviembre: Nuestra Señora de los Remedios

La devoción por la Virgen de los Remedios tiene sus raíces en la historia del Buenos Aires de 1727, azotada por la peste. Esa triste circunstancia movió a Juan Alonso González a fundar la Hermandad de la Caridad, algunos de cuyos fines eran dar sepultura gratuitamente a los necesitados, socorrer a los enfermos carentes de las atenciones más elementales y hacerse cargo de los huérfanos que dejaban las víctimas del flagelo. La Hermandad, puesta bajo la protección de la Virgen, fue aprobada por el obispo el 3 de marzo de 1727. 


Dos siglos después, en 1924,  la señora Dolores Martínez de Olivera donó a los salesianos la  manzana rodeada por las calles Francisco Bilbao, Moreto, Gregorio de Laferrere y Florentino Ameghino, y les entregó  la histórica imagen de la Virgen de los Remedios, conservada durante años en la “Chacra” de los Remedios que desde ese mismo año leva el nombre de Parque Nicolás Avellaneda.

Por tanto, este año se cumple un siglo de la presencia de Nuestra Señora de los Remedios en el barrio de Parque Avellaneda, donde los salesianos de Don Bosco atienden el colegio anexo. La parroquia fue cedida en 2016 al Arzobispado de Buenos Aires.

Otros datos nos los ofrece el mosaico que se encuentra en el frente del templo parroquial.


Uno de esos datos es que hoy es el día de la fiesta de Nuestra Señora de los Remedios, Patrona Menor de Buenos Aires. La honramos hoy, de manera particular en este año del centenario de la obra salesiana en esa porción de nuestra ciudad.

19 de noviembre de 2024

19 de noviembre: Santa Isabel de Hungría

 
En 2017 honramos en este blog a Santa Isabel de Hungría, pero en la fecha en que aparece en el Martirologio: 17 de noviembre. En el Calendario Litúrgico de la Argentina, en cambio, su Memoria se encuentra consignada hoy (para no superponerla con la de los Mártires Rioplatenses).

Isabel nació en 1206. Siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de Turingia, a quien dio tres hijos. Al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades, se retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había fundado. Allí, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta su muerte. Falleció en 1231, a los 25 años.  Fue canonizada apenas cuatro años después de su muerte, en 1235.

La imagen que vemos en la foto se venera en la iglesia de san Ildefonso, en el barrio de Palermo.

Oración Colecta:

Oh Dios, que concediste a Santa Isabel de Hungría la gracia de reconocer y venerar en los pobres a tu Hijo Jesucristo, concédenos, por su intercesión, servir con amor infatigable a los humildes y a los atribulados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 

16 de noviembre de 2024

16 de noviembre: Santa Gertrudis

Una de las entradas del 16 de noviembre en el Martirologio Romano dice:

«Santa Gertrudis, apellidada “Magna”, virgen, que entregada con mucho fervor y decisión, desde su infancia, a la soledad y al estudio de las letras, y convertida totalmente a Dios, ingresó en el monasterio cisterciense de Helfta, cerca de Eisleben, en Sajonia, de Alemania, donde progresó de modo admirable por el camino en perfección, consagrándose a la oración y contemplación de Cristo crucificado. Falleció el día diecisiete».

Por circunstancias en el fondo triviales, conocí la vida de Santa Gertrudis "la Magna" en mi adolescencia a través del Misal Diario para América del padre Azcárate; hoy guardo una cierta devoción por ella. 

En el mencionado Misal de Azcárate, en la fecha de hoy se dice de ella:

«Santa Gertrudis la "Magna" entró de monja benedictina, en la abadía de Helfta, a los cinco años. 
Se la considera como una de las mayores místicas de la Edad Media, y fue la primera confidente del Sagrado Corazón de Jesús, quien encontraba en el corazón de Gertrudis sus complacencias. 
A los 25 años comenzó a tener maravillosas revelaciones, que nos ha dejado descritas en su "Heraldo del amor divino", libro en que se mezcla la liturgia del cielo con la liturgia de la Iglesia, en la tierra. 
Santa Gertrudis es un guía seguro de la vida mística y de la perfección cristiana. 
Murió en 1302. 
Fue declarada patrona de las Indias Occidentales y sus escritos fueron traducidos y muy leídos en los siglos de oro de la literatura española, y aún hoy corren por las manos de los fieles en ediciones modernas».

También aclara el Misal de Azcárate, en nota al pie, que «la Orden Benedictina celebra su fiesta mañana, día 17, que es propiamente el de su muerte».




Las fotos precedentes las tomé a fines de 2015; la foto que sigue la tomé el 6 de octubre de 2019. Muestran la imagen de la santa que se venera en la iglesia porteña de Nuestra Señora de Monserrat. 

13 de noviembre de 2024

13 de noviembre: San Estanislao de Kostka




En el Calendario Litúrgico propio de la Compañía de Jesús, el 13 de noviembre se recuerda a San Estanislao Kostka, que en el Martirologio aparece inscripto el 15 de agosto:
En Roma, San Estanislao de Kostka. Polaco de origen, con el deseo de entrar en  la Compañía de Jesús huyó de la casa paterna y se dirigió a pie a Roma, siendo admitido allí en el noviciado por San Francisco de Borja y, consumado en breve tiempo realizando los mas humildes servicios, murió resplandeciente de santidad (1568).
Así narra su vida el "Diccionario de los Santos" de Leonardi, Riccardi y Zarri ¹:

«Nace en Rostkow, cerca de Przasnysz, a finales de diciembre de 1550, hijo de Jan Kostka, alcalde de Zakroczym (...)  Entre los nobles de la región, normalmente no demasiado potentados, los Kostka podían considerarse una familia entre las más acomodadas, aunque no pudiesen compararse con algunas de las grandes familias polacas de la época. 

Sobre la infancia de Estanislao en Rostkow conocemos muy poco. Se sabe con seguridad que fue educado, junto con sus hermanos, en el rigor de la fe católica y sus dogmas, y que los padres pretendían de sus propios hijos un comportamiento honesto y pío. Por un año fue confiado a Jan Bilinski, preceptor que después siguió la instrucción del joven en Viena (1564) donde su padre lo había mandado, junto a su hermano mayor Pablo, para estudiar en el instituto imperial regido por los jesuitas, como era costumbre en aquella época para los hijos de los nobles acomodados. Cuando en marzo de 1566 el emperador Maximiliano II de Habsburgo arrebató a los jesuitas uno de los edificios que hospedaban a los estudiantes, los hermanos Kostka, con algunos connacionales, se trasladaron a la casa del luterano Kimberker. En sus años de estancia vienesa Estanislao se dedicó al estudio de gramática, artes liberales y retórica, convirtiéndose en uno de los mejores alumnos del colegio. Conocía y hablaba perfectamente en latín y alemán y comprendía el griego. El clima religioso que el joven respiraba lo acercó a las verdades del catolicismo y a la búsqueda del sentido de la vida. Este interés está documentado por los escritos y textos personales dedicados a la Iglesia. En sus observaciones, Kostka se vale de argumentos sacados del Antiguo y Nuevo Testamento. En la vivencia diaria del Evangelio, el joven Kostka encuentra el sentido de su propia existencia. A menudo se le encontraba absorto en oración, tanto en la iglesia como en la casa; recitaba diariamente el rosario y las oraciones dedicadas a la Virgen, asistía cada día a misa, siendo normal que todas las semanas se acercase a comulgar, y amaba los libros que trataban, sobre todo de religión. 

Los primeros signos de su vocación se remontan al 1565 cuando, obligado a permanecer largo tiempo en la cama, tuvo la visión de Santa Bárbara y, posteriormente, de la Virgen con el Niño, quien, curándolo, le ordenó entrar en la Compañía de Jesús. Un deseo que chocó con numerosos obstáculos por parte de la familia que no compartía la decisión del joven. Estanislao lucha consigo mismo durante meses, consciente de no poder obtener el permiso de sus padres. Fueron meses difíciles y la vida espiritual del joven se hizo más vigorosa, intensa y ascética, hasta el punto de preocupar al preceptor y a su mismo hermano Pablo. El final de sus estudios y la proximidad de la fecha del regreso a casa empujaron a Estanislao a pedir su admisión directamente a Roma, donde fue aceptada el 28 de octubre de 1567. Al año siguiente, hechos los votos de pobreza, castidad y obediencia, se traslada con el polaco Warszewicki al noviciado junto a la iglesia de San Andrés del Quirinal. Sin embargo, las relaciones con su familia continuaron siendo difíciles. El padre, cuando supo la noticia, envió a Roma al mayor de sus hijos, con la orden de llevarse consigo al hermano de vuelta a casa. Cuando Pablo llegó a la ciudad, Estanislao ya había muerto, afectado de malaria, que fue letal para un organismo ya debilitado y enfermo. Sus últimas horas de vida las había pasado rezando y en continuas confesiones. La muerte le llegó la noche entre el 14 y el 15 de agosto de 1568. 

Canonizado por Benedicto XIII (31 de diciembre de 1726) fue proclamado 'patronus minus principalis' de Polonia en el 1962 por Juan XXIII».

Tomamos las fotos en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Belgrano.

¹    Madrid, Ed. San Pablo, 2000

11 de noviembre de 2024

11 de noviembre: Solemnidad de San Martín de Tours

En la Solemnidad de San Martín de Tours, Patrono de Buenos Aires desde su fundación, compartimos imágenes que tomamos en la Catedral Metropolitana: un vitral que representa el episodio más famoso de la vida del santo.

Acompañamos dichas fotografías con fragmentos de la homilía pronunciada por el entonces Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, el 11 de noviembre de 2022. Se trata de la última vez que presidió la misa en honor del Patrono de Buenos Aires durante su pontificado en la ciudad, ya que en mayo siguiente dejó el cargo por haber cumplido la edad canónica.


«(...) 

De la serie de parábolas sobre la vigilancia de Mateo 25, nos vuelve a interpelar la asombrosa imagen de un juicio que llevará a cabo el Hijo del hombre cuando regrese glorioso y convoque a todas las naciones. Es la última parábola sobre el Reino prometido y Jesús retoma la enseñanza de aquella bienaventuranza que declara: «Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia».

El texto que hemos escuchado, nos enseñó San Juan Pablo II, «… “no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo”. En este llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas, con las cuales todo santo intenta configurarse».

Hoy la liturgia nos permite celebrar la memoria de un santo que sirvió a Jesús, misteriosamente presente en todos los pequeños. 

En la Vida de Martín escrita por Sulpicio Severo –contemporáneo del santo– relata un célebre episodio en la ciudad de Amiens. Martín, compadecido de un pobre que padecía frío a las puertas de la ciudad, rasgó su capa militar por la mitad y se la ofreció. Por la noche Cristo se le apareció en una visión y le dijo: «Martín, siendo todavía catecúmeno, me ha cubierto con este vestido» (Vida de Martín, 3, 3). La iconografía mostrará una señalada preferencia por este hecho en las representaciones del santo. 

Hoy, ante su imagen y su reliquia, deseo recordarlo con la semblanza salida de la pluma del poeta Francisco Luis Bernárdez, un grande de las letras argentinas:

«El soldado Martín detuvo su caballo 

y se quedó mirando al mendigo

que le pedía una limosna 

por el amor de Nuestro Señor Jesucristo,

y vio que tenía los ojos 

de los que han llorado y llorado desde niños,

y vio que tenía las manos 

de los que solamente saben este oficio

y vio que tenía los pies 

de los que no conocen sino este camino.

Y vio que tenía la boca 

de los que no han dicho palabras de cariño,

y vio que tenía la frente 

de los que no saben dónde hallarán arrimo,

y vio que aquel cuerpo sediento y hambriento 

estaba casi aterido de frío,

y vio que el alma de aquel cuerpo 

también carecía de alimento y abrigo.

El soldado Martín detuvo su caballo 

y, después de mirar al mendigo,

contempló la dulce campiña, 

los árboles, los pájaros, el cielo y el río,

feliz cada cual en su mundo, 

feliz cada cual en sus límites estrictos,

feliz cada cual en el orden impuesto a las cosas 

por el Dedo infinito,

menos el hombre sin amparo 

que le pedía una limosna en el camino

y aunque Martín aún no había recibido 

las santas aguas del bautismo

que lavan el entendimiento 

para que refleje los misterios divinos,

(aunque Martín era soldado de Roma

todavía no lo era de Cristo),

comprendió toda la miseria, 

comprendió todo el horror del hombre caído,

y comprendió también que aquella debilidad

provenía del hombre mismo

y no de Dios, que todo, todo, 

lo había creado fuerte, feliz y limpio.

El soldado Martín detuvo su caballo y,

volviendo a mirar al mendigo,

pensó en el valor que tendría la naturaleza humana 

en el plan divino,

pensó en el valor que tendría la naturaleza

de aquel ser desvalido,

cuando, para restaurarla, 

fue menester que lo grande se hiciera chico,

que lo infinito se volviera finito, 

que lo eterno tuviera principio,

que la causa se hiciera efecto, 

que lo absoluto se volviera relativo,

que se ofreciera en sacrificio nada menos

que la Palabra de Dios vivo;

y al pensar en esto el soldado, 

no teniendo con qué socorrer al mendigo,

como aquella causa era justa, 

desenvainó la espada que llevaba al cinto,

rasgó por el medio su capa, 

le alargó la mitad y siguió su camino,

llevando la otra mitad para cubrir

espiritualmente al pueblo argentino,

que, con el andar de los años, 

había de nacer aquí, donde nacimos».


La elección de San Martín como protector de la ciudad aconteció de una manera sorprendente. Dada la fundación definitiva de Buenos Aires en 1580 por el adelantado Juan de Garay, las ordenanzas reales exigían que, cuanto antes, se eligiese entre la Comunión de los Santos, a quien debía interceder ante Dios por los miembros presentes y futuros de lo que entonces era un centenar de personas. Los miembros del improvisado cabildo echaron suerte y por tres veces salió el obispo francés. La triple elección obedeció a la porfía de los cabildantes, que esperaban surgiese la figura de uno de los tantos mártires, beatos y santos con los que España contaba en su tradición.

La fe en Dios, la bondad y caridad con el prójimo que caracterizaron la vida de San Martín de Tours, hoy, durante más de cuatro siglos, siguen siendo un testimonio vivo del Evangelio de Jesús. La vida cotidiana que transcurre en nuestra ciudad tiene luces y sombras. Los millones que vivimos y otros tantos que transitan por distintos intereses, muchas veces se muestran indiferentes ante el dolor de los demás, y nuestro santo samaritano nos enseña a no pasar de largo ante el dolor y las necesidades ajenas. Esta es la razón por la que Dios quiso, en su gran misericordia, ponernos bajo su amparo y dirección espiritual».