Un hermoso altar está dedicado a San Luis Gonzaga en la cuarta capilla de la parte occidental del ábside de la Basílica de Nuestra Señora de Luján.
«Su retablo imita los trípticos plegables de remotos tiempos, y tiene cuatro pinturas al óleo referentes a la vida del Santo: su primera comunión, su vida de oración y mortificación, su divina vocación a la Compañía de Jesús y su muerte en el Señor. La parte anterior de la mesa tiene un enchapado de un mármol muy raro y curioso de África. Es donación de Doña Enriqueta L. de Dorrego en memoria de su esposo Don Luis Dorrego». (→ fuente)
San Luis Gonzaga, nacido en 1568 «de nobilísima estirpe (...), renunció a favor de su hermano el principado que le correspondía e ingresó en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús», según las palabras que le dedica el Martirologio, que también añade que el santo es «admirable por su pureza» y recuerda que murió «apenas adolescente, por haber asistido durante una grave epidemia a enfermos contagiosos». Murió en la noche entre el 20 y el 21 de junio de 1591, con sólo 23 años. Fue canonizado en 1726.
La Compañía de Jesús tiene en su Propio el siguiente Prefacio del santo:
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre
y en todo lugar, Señor Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Que en San Luis Gonzaga,
pobre de espíritu,
y mensajero de los pensamientos de tu corazón,
nos diste un ejemplo admirable de tu caridad;
a quien en su juventud,
despreciados los bienes y honores del mundo,
dotaste de una perfecta inocencia,
y por el camino de la penitencia,
hiciste pobre en tu seguimiento
hasta consagrarte todo,
llevado de insigne caridad.
Por lo que nosotros, Señor,
unidos a todos los ángeles y santos,
te alabamos con alegría diciendo...
Santo, Santo, Santo...
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