14 de noviembre de 2020

14 de noviembre: San Serapio

San Serapio (o  Serapión) nació en Londres en 1179. Era hijo de un capitán y noble de la corte inglesa de Enrique II.  Siendo apenas un niño, participó con su padre en la Tercera Cruzada. Luchó a las órdenes de Ricardo Corazón de León.

A su regreso de las Cruzadas, el buque en que viajaba encalló en la costa de Venecia, por lo que debió continuar su viaje por tierra. Por el camino, junto a otros sobrevivientes, fue hecho prisionero por el Duque de Austria. Ricardo Corazón de León y el padre de Serapio fueron liberados, pero el joven quedó  detenido como de rehén. 

Le cayó en gracia al príncipe Leopoldo de Austria, que lo tomó a su servicio; a la muerte de sus padres decidió quedarse en la corte de Austria, donde se dedicó a obras de caridad y piedad. Formó parte del séquito de Leopoldo que fue en ayuda del Rey de España contra los moros. La expedición llegó a España cuando ya los moros habían sido derrotados en la batalla de Navas de Tolosa. Entonces Serapio permaneció al servicio del rey Alfonso VIII de Castilla. Cuando murió el rey,  en octubre de 1214, Serapio regresó a Austria, y luego partió con el duque Leopoldo a la Quinta Cruzada.

En España, Serapio tuvo la ocasión de conocer a Pedro Nolasco y a sus frailes que se dedicaban a la defensa de la  fe liberando de los moros a los cristianos cautivos. 

Pidió y recibió el hábito mercedario en 1222, dedicándose primero a la atención y la educación religiosa de los esclavos liberados, y luego pidiendo limosna para su rescate en España y Francia. Junto a San Ramón Nonato, en 1229, hizo la primera «redención» en Argelia; en el mismo año participó con San Pedro Nolasco en la conquista de las Islas Baleares, donde fundó el primer convento de la Orden. De nuevo volvió a Argel en 1232, con San Ramón. 

En 1239, San Pedro Nolasco lo envió a Inglaterra, su país natal, para difundir la Orden Mercedaria,  pero el barco fue atacado por piratas que lo apalearon salvajemente y, creyéndolo muerto, lo abandonaron desnudo en una playa desierta, de donde fue socorrido por unos pescadores. De Londres pasó pronto a Escocia e Irlanda. 

En 1240 regresó a España e hizo un rescate en Murcia de 98 esclavos, y otros 87 en Argelia, donde permaneció como rehén para liberar a otros infelices. Los moros estaban irritados por su predicación y por las conversiones que conseguía. Como no llegó a tiempo  el dinero del rescate,  los moros, defraudados, dieron atroz muerte a Serapio:  lo que lo ataron a una cruz de San Andrés y lo maltrataron salvajemente. Le rompieron todas las articulaciones de las extremidades, le extrajeron los intestinos, lo envolvieron con ellos y le cortaron la cabeza. El cruel martirio de Serapio fue consumado el 14 de noviembre de 1240.

En 1728, en el papado de Benedicto XIII,  fue promulgado el decreto que confirmaba el "culto inmemorial".

La imagen que ilustra esta entrada se venera en la Basílica de la Merced en Buenos Aires.

Próxima entrada: 17 de noviembre (Martes de la Semana XXXIII Durante el Año)

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