21 de noviembre de 2020

21 de noviembre: Presentación de la Bienaventurada Virgen María

El Calendario Romano incluye, entre las fiestas dedicadas a María, algunas que "prescindiendo del aspecto apócrifo, proponen contenidos de alto valor ejemplar, continuando venerables tradiciones, enraizadas sobre todo en Oriente", dice Pablo VI en la Exhortación Marialis Cultus.

Entre ellas está la Memoria de hoy. En efecto, la Presentación de María en el templo es un episodio que no aparece en la Biblia, pero que es recogido, por ejemplo, en el Protoevangelio de Santiago (VII y VIII):

«Cuando llegó a la edad de dos años, Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor, para cumplir la promesa que le hemos hecho, no sea que nos la reclame, y rechace nuestra ofrenda. Y Ana respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos. Y Joaquín repuso: Esperemos.
Y, cuando la niña llegó a la edad de tres años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas de los hebreos que estén sin mancilla, y que tome cada cual una lámpara, y que estas lámparas se enciendan, para que la niña no vuelva atrás, y para que su corazón no se fije en nada que esté fuera del templo del Señor. Y ellas hicieron lo que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. Y el Gran Sacerdote recibió a la niña, y, abrazándola, la bendijo, y exclamó: El Señor ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel.
E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.
Y sus padres salieron del templo llenos de admiración, y glorificando al Omnipotente, porque la niña no se había vuelto atrás. Y María permaneció en el templo del Señor, nutriéndose como una paloma, y recibía su alimento de manos de un ángel».

A su vez, otro apócrifo, el  Evangelio del Pseudo Mateo (IV), dice:

«Ana dio a luz una hija y le puso por nombre María. Al tercer año, sus padres la destetaron. Luego se marcharon al templo, y después de ofrecer sus sacrificios a Dios, le hicieron donación de su hijita María, para que viviera entre aquel grupo de vírgenes que se pasaban día y noche alabando a Dios. 

Y, cuando hubo sido depositada delante del templo del Señor, subió corriendo las quince gradas, sin mirar atrás, y sin reclamar la ayuda de sus padres, como hacen de ordinario los niños. Y este hecho llenó a todo el mundo de sorpresa, hasta el punto de que los mismos sacerdotes del templo no pudieron contener su admiración».

El episodio es representado en un vitral de la Basílica del Espíritu Santo. A su vez, en la parte alta del vitral, se lee la frase "Pars mea Dominus", "Mi parte es el Señor". A ese texto aludimos en nuestra entrada del 13 de abril de este año. Se trata de un fragmento del salmo 15,  muy bien elegido para aludir al hecho de la Presentación de María en el templo, ya que alude a "la parte de la herencia" que le toca a quien se consagra plenamente al Señor:

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Señor, tú eres mi bien.»
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte!

Próxima entrada: 22 de noviembre (Cristo Rey)

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