Francisco Palau y Quer nació en Lérida en 1811, de una familia pobre pero muy cristiana. En 1828 ingresó en el seminario de Lérida, donde estudió filosofía y teología durante cuatro años. En 1832 vistió el hábito de carmelita descalzo en Barcelona, donde profesó al año siguiente. Fue ordenado sacerdote en 1836 y se entregó de lleno al apostolado y a la oración. Vivió doce años exiliado en Francia (1840-1851) y, vuelto a España, fue desterrado a Ibiza por el gobierno de entonces, que perseguía a la Iglesia.
Allí en las Baleares fundó en 1860 dos congregaciones religiosas: las Hermanas Carmelitas Misioneras y las Hermanas Carmelitas Misiones Teresianas.
Dotado por Dios con el don de profecía y milagros, tuvo que soportar varias denuncias y juicios por las numerosas curaciones que hacía sin ser facultativo. En varias ocasiones practicó los exorcismos con el más cumplido éxito. Pudo volver a la península gracias a la intervención de la Reina Isabel. Predicó diversas misiones populares en las islas y en el continente. Difundió grandemente la devoción a María.
Murió en Tarragona el 20 de marzo de 1872. Fue beatificado en 1998 por el papa Juan Pablo II.
La imagen que ilustra esta entrada se venera en la capilla del Seminario San Pablo VI de la Diócesis de Avellaneda-Lanús.
Oh Dios, que por medio de tu Espíritu enriqueciste al Beato Francisco, presbítero, con el don insigne de la oración y de la caridad apostólica; concédenos por su intercesión, que la amada Iglesia de Cristo, resplandeciente con la belleza de María, la Virgen Madre, sea más eficazmente sacramento universal de salvación. Amén.
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