El Lunes de la XXXIV Semana Durante el Año se lee como Primera Lectura un fragmento del capítulo 14 del Apocalipsis (14, 1-3. 4b-5):
Yo, Juan, vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas: los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero. En su boca nunca hubo mentira y son inmaculados.
En la proclamación litúrgica -como se advierte por la cita- se omiten las palabras iniciales del versículo 4, el cual, completo, dice: «Estos son los que no se han contaminado con mujeres y son vírgenes. Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero». La palabras en negrita aparecen casi en forma textual en la pintura que vemos, que corresponde a un altar lateral de la Basílica del Espíritu Santo.
Próxima entrada: 26 de noviembre (San Leonardo de Puerto Mauricio)
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