María Antonia de Paz y Figueroa fue canonizada el 11 de febrero del año pasado, en ceremonia presidida por el Papa, y en presencia del Presidente de la Nación. "Mamá Antula" se convirtió así en la primera santa argentina.
«Pensemos en María Antonia de San José, “Mama Antula”. Ella fue una viandante del Espíritu. Recorrió miles de kilómetros a pie, atravesó desiertos y caminos peligrosos para llevar a Dios. Ahora ella es para nosotros un modelo de fervor y audacia apostólica. Cuando los jesuitas fueron expulsados, el Espíritu encendió en ella una llama misionera que tenía como cimiento la confianza en la Providencia y la perseverancia. La santa invocó la intercesión de San José y, para no cansarlo tanto, también la de san Cayetano de Thiene. Por ese motivo se introdujo la devoción de este último, y su primera imagen llegó a Buenos Aires en el siglo XVIII. Gracias a Mama Antula este santo, intercesor ante la Divina Providencia, entró en las casas, en los barrios, en los transportes, en las tiendas, en las fábricas y en los corazones, para ofrecer una vida digna a través del trabajo, la justicia y el pan de cada día en la mesa de los pobres. Pidámosle hoy a María Antonia, a Santa María Antonia de Paz de San José, que nos asista. Que el Señor nos bendiga a todos».
Los restos de la santa descansan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en la ciudad de Buenos Aires. Allí tomamos en 2016 las fotos de esta entrada.
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